Actividades de SIPAZ (Abril – Junio de 1997)
31/07/1997ANALISIS: La violencia se extiende como una epidemia en Chiapas
30/01/1998ENFOQUE: Compartiendo el dolor y la esperanza
Compatiendo el dolor y la esperanza
II encuentro ecuménico por la Reconciliación y la Paz
El alto índice de violencia que se vive en varias zonas de Chiapas—particularmente la zona Norte—ha sido atribuido en muchas ocasiones a la intolerancia religiosa entre las distintas denominaciones cristianas que se encuentran en el estado. Si bien las causas profundas de los conflictos son diferencias político-ideológicas y no religiosas, estas últimas han sido determinantes para que los grupos religiosos se hayan acusado y responsabilizado mutuamente de la violencia y sus lamentables consecuencias en estas regiones. Llegó a propagarse tanto esta idea que muchos empezaron a creerla. En esas condiciones convocar a un Encuentro Ecuménico representaba un gran desafío para empezar a revertir la dinámica de guerra y polarización que se vive en esa región.
Es por eso que con el propósito de aclarar las cosas y mas aún, de buscar caminos y formas para un acercamiento entre las distintas denominaciones cristianas, fue convocado el II Encuentro Ecuménico por la Paz y la Reconciliación en Chiapas, los días 3, 4 y 5 de septiembre de este año. La sede fue la Casa Diocesana Católica de San Cristóbal de las Casas. El anterior había sido en las instalaciones del Seminario Presbiteriano de los Altos, también en esta ciudad durante el mes de abril pasado.
En el principio… la incertidumbre
Con grandes expectativas y mucho por compartir, catequistas, pastores, religiosas y sacerdotes se encontraron, para buscar caminos pacíficos a los conflictos de las distintas regiones de procedencia. El Encuentro logró reunir alrededor de 75 participantes, incluyendo a observadores e invitados de otros países. Fueron llegando uno por uno, lentamente, con la incertidumbre y la angustia de encontrar posiblemente a alguien con quién tuvieran algún agravio pendiente.
Al comienzo del Encuentro, se veían y se saludaban secamente, o ni siquiera eso. En los pasillos de la casa, antes de que comenzaran las actividades programadas se podían ver pequeños grupos de conocidos o de la misma denominación. Cada uno buscaba a los suyos. Eran momentos de cierta tensión en los que pareciera no haber disposición al diálogo y al acercamiento. Se podía incluso interpretar sus actitudes como si unos a otros se culparan de los distintos hechos de violencia que en sus comunidades laceraban la vida y la armonía de todos.
Cuando dio inicio la reunión, las presentaciones fueron rígidas y demasiado formales, sin incluir datos personales. De hecho, no hubo una presentación personal, sino por iglesias y zonas. Durante la apertura oficial, nadie estaba dispuesto a sonreír, mucho menos a aplaudir. Después de presentados los participantes, se oró en un devocional ecuménico dirigido por la Iglesia Bautista como preparación a los días siguientes. Fue este momento de reflexión y oración, y posteriormente la cena lo que ayudó a romper un poco el hielo. Otro elemento que favoreció la integración fue la forma en que se organizaron las tareas de servir la comida, lavar la loza y ayudar en los espacios de cafe-descanso, ya que para ello se formaron grupos heterogéneos que permitían el diálogo y acercamiento desde la experiencia del servicio a los demás.
Palabras pendientes: naturaleza del conflicto y las víctimas
Durante la mañana y la tarde del segundo día, representantes por región de las distintas iglesias comenzaron a compartir su propia percepción de la realidad, de los conflictos políticos, sociales y religiosos que viven en sus comunidades. Fueron palabras pendientes que estaban ahí en el corazón de cada uno y que no se habían dicho personalmente. Descripciones tan detalladas según el estilo indígena que por momentos parecían la misma historia. Esto nos permitió tener una visión más amplia y más profunda de la situación en general. Pudimos percibir el dolor y el sufrimiento de miles de personas por causa de la violencia que ha sido usada cada vez más por muchos como el modo de resolver las diferencias .
Entre las distintas formas de violencia con las que se ha golpeado a familias y comunidades enteras destacan: asesinatos, encarcelamientos, desalojos, robos, violaciones, amenazas, insultos, clausuras de templos y quema de imágenes, etc. No hay denominación religiosa que haya estado exenta de por lo menos alguno de estos tipos de agresión. En mayor o menor medida, todos han sufrido en carne propia las consecuencias de la violencia, que según dijeron ellos, son las consecuencias de la guerra. Si bien es cierto que en las comunidades indígenas chiapanecas existían conflictos desde antes del levantamiento armado zapatista en enero de 1994, es cierto también que, a partir de 1995, estos conflictos se han agudizado y extendido. En la zona Norte de Chiapas, en los últimos dos años alrededor de 4000 personas han sido desplazadas, cerca de 300 han sido asesinados y un centenar de personas han sido arrestadas. Hasta el momento tan solo han regresado a sus comunidades alrededor de la mitad de esas personas; se ha liberado menos del 50% de los detenidos.
Comentando la naturaleza de los conflictos, los voceros del Encuentro manifestaron ante la prensa:
» Afirmamos que las raíces de la violencia incluyendo la zona Norte del estado de Chiapas no son religiosas sino de injusticias sociales, de interés político e ideológico y nos comprometemos a hacer esfuerzos juntos sin odios ni violencia, por colaborar en la erradicación de tales causas.»
Declaración final del Encuentro.
Un paso necesario…pedir perdón
Durante el Encuentro, también se vio necesario para emprender el camino de trabajar juntos por la Reconciliación y la Paz, el pedir perdón por las ofensas y agravios cometidos por unos contra otros. Reconocer que todos habían contribuido a la división y polarización de sus comunidades en distintas formas y que se habían acusado entre sí como grupos religiosos, fue quizá una de las situaciones que más costó aceptar.
Si bien al principio el lenguaje fue duro y acusador, particularmente porque fueron muy detalladas las descripciones que se daban de lugares y personas—es muy probable que algunos de ellos hayan estado presentes en los hechos denunciados—, para el segundo día, la reflexión de la Palabra de Dios también en grupos heterogéneos, fue otro elemento que contribuyó a crear entre los presentes un ambiente espiritual conciliador y fraterno. Los textos bíblicos fueron claves para este propósito: «todos somos hechos a imagen y semejanza de Dios» (Gen.1,26ss) y «sólo se logrará la justicia si los que trabajan por la paz siembran paz» (Santiago 3,13-18).
Por supuesto este es el principio de un largo camino, pero era necesario reconocer que muchas de las actitudes, de unos más que de otros tal vez, no ayudaban absolutamente en nada en la resolución de los conflictos y que todos deberían esforzarse por ser más consecuentes con la fe que profesaban y en la que todos coincidían.
» Nos fortalecimos en la voluntad de enmendar errores, buscar caminos internos de reconciliación ante situaciones que lastimen la fraternidad y la paz y reconocimos que nos hemos lastimado y necesitamos reconciliarnos y sanar heridas históricas.»
Declaración final del Encuentro.
Un camino posible…el diálogo
No cabe duda que tan sólo el hecho de haber tenido la oportunidad de expresar el dolor y sufrimiento por la pérdida de familiares y seres queridos, casas, bienes, tierra, etc., fue algo en sí mismo reconfortante. Quizá este estilo de escuchar sea una manera de comenzar un proceso más profundo de la reconciliación, para el que se hace necesario darle salida al dolor acumulado por tanto tiempo. No con una intención de denuncia o enjuiciamiento, sino sólo de poner sobre la mesa los hechos que han dividido y enfrentado a cientos de familias y comunidades indígenas que son parte de un mismo pueblo. Como lo afirmaron en la Declaración final los representantes:
» Este ha sido un encuentro fraterno, de oración, de diálogo y de búsqueda en la construcción del ecumenismo en Chiapas».
Al mismo tiempo, escuchando a los participantes, se descubrió que no todo ha sido doloroso y negativo. Pudimos encontrar luces de esperanza en algunas de las experiencias comunitarias, que reflejan el respeto y la tolerancia con que se tratan hermanos de distintas iglesias. Tal es el caso de una comunidad en la zona Norte en donde católicos y adventistas acordaron dar alojamiento y protección a desplazados de cualquier denominación de las comunidades vecinas. Esas experiencias, sumadas al deseo manifestado por todos de rechazar la guerra y construir la paz, anima a continuar con estos esfuerzos, como lo expresó el presbítero bautista Natanael Navarro, coordinador del CICEM en Chiapas:
» Estos encuentros nos llevarían a reducir los índices de hostigamientos y crímenes en las zonas de conflicto, a la desaparición del racismo, además de que los políticos tendrían que buscar otros medios para sus intereses partidistas» .
Ante el prolongado estancamiento del Proceso de Paz y el deterioro cada vez mayor del tejido social chiapaneco, este tipo de encuentros se puede ver como una propuesta de alternativas pacíficas a los conflictos que en el estado se viven e incluso como una ayuda a crear un ambiente propicio para la reanudación y continuidad de los diálogos entre el EZLN y el Gobierno Federal.
» Con estos encuentros se podría contrarrestar los efectos de la guerra sucia e involucrarse más en el acompañamiento a un pueblo que es ya sujeto de su historia para favorecer definitivamente la transición a la democracia»
Gustavo Andrade, sacerdote católico.
Fue muy oportuno, por ello, abordar el tema de la relación entre las iglesias y los partidos políticos ya que se ha caído en generalizaciones que dificultan el acercamiento y la tolerancia en las comunidades, tales como asociar a los católicos con el PRD o el EZLN, y a los evangélicos con el PRI y el Gobierno. En ese sentido el Obispo de San Cristóbal de las Casas Samuel Ruiz expresó:
» la Palabra de Dios es como una lámpara que ilumina la realidad en la que vivimos. La luz no nos dice lo que debemos hacer, pero si nos muestra lo que hay a nuestro alrededor para que nosotros decidamos acertadamente lo que podemos hacer al respecto. Por eso las decisiones políticas no están basadas en el ser católico o no. Es por eso que hay católicos en todos los partidos y no en uno solo. Esas son decisiones que la gente toma como mejor puedan de acuerdo a su propia conciencia».
En ese mismo sentido, el pastor bautista Lázaro González añadió:
» los miembros de las distintas Iglesias del CICEM pertenecen también a los tres más grandes partidos y es algo que se respeta. Sólo decimos que no se dejen engañar ni manipular… y pensar bien lo que se está haciendo.»
Lo que falta por andar…compromisos
Los distintos grupos linguísticos, sin atender a su denominación cristiana, tuvieron la oportunidad primero de reunirse como hermanos y de buscar de que manera se podría avanzar desde un esfuerzo ecuménico, en la reducción de la violencia y la construcción de la paz. Luego las distintas iglesias se reunieron por denominación, para acordar las formas en que debe darse continuidad a este esfuerzo. Todos coincidieron en que es muy importante seguir promoviendo estos acercamientos y esto quedó plasmado en la Declaración final:
» Necesitamos trabajar por superar actitudes y lenguajes que cultivan la intolerancia y dañan nuestra capacidad de convivencia, profundizando en una evangelización que se funde más en la riqueza del contenido de la Palabra de Dios que en el rechazo o la crítica a los otros creyentes.»
Todos coincidieron en promover un próximo encuentro para principios de 1998. También se comprometieron a revisar los métodos de evangelización que no ayudan al respeto entre fieles de diferentes denominaciones. El pastor presbiteriano Gaspar Hernández lo expresó de la siguiente manera:
» Esperamos que en el futuro podamos caminar juntos respetándonos como cristianos y mediante la cruz reconciliarnos con Dios y los demás en un sólo cuerpo y acabando con las enemistades».
Al final del Encuentro las despedidas fueron muy distintas de los saludos de llegada. Se había recorrido un tramo del camino, aunque falta todavía mucho más por recorrer. Esta iniciativa necesita de la participación de otros actores que han jugado un papel fundamental en el desarrollo de los conflictos. Nos referimos en particular a las distintas autoridades que, por acción u omisión, han contribuido a polarizar la vida de las comunidades en beneficio de intereses no claros:
» Denunciamos la gran responsabilidad de las autoridades al crear vacíos que exacerban la violencia, propician la impunidad, favorecen intereses, abusan de su poder y no cumplen su misión fundamental de mantener la vigencia del Estado de derecho. Pedimos a las autoridades cumplir con su deber».
Una catequista de una comunidad de Sabanilla puntualizó:
» hablamos de paz, pero mucha gente no tiene comida, ni ropa ni tierra y eso no es vivir en paz».
En la misma línea, la Declaración final del Encuentro afirma:
» Manifestamos que existe voluntad de buscar la paz fundada en el reconocimiento del valor de cada persona, sea quien sea, y una opción cristiana que abrace a cualquiera que se encuentre en necesidad, sea cual sea su fe, opción política o ideológica».
Finalmente vale la pena destacar el testimonio de los visitantes guatemaltecos de la lglesia Nacional Presbiteriana y del CLAI (Consejo Latinoamericano de Iglesias), quienes al cabo de muchos años de guerra y sufrimiento aprendieron como lección trascendental el estar unidos para resolver los problemas de todos, a pesar de las diferencias y nos alertaron:
» La zona Norte de Chiapas se parece a la Guatemala de la década de los 70’s, es decir, es como la plataforma o la arena en la que están a punto de salir los leones y los gladiadores. Una guerra sucia de parte del Gobierno y del Ejército para enfrentar a las comunidades y que ellas entre sí se maten y desaparezcan. Acuérdense siempre de predicar a Cristo y no atacar a los otros. Todavía están a tiempo de prevenir eso, únanse».
… … … … … …
Los Participantes…
En el Encuentro participaron pastores y representantes evangélicos, catequistas, diáconos y obispos católicos. Las iglesias y asociaciones religiosas que se hicieron presentes fueron:
- Adventista del Séptimo Día,
- Bautista,
- Católica,
- Nacional Presbiteriana,
- Presbiteriana Reformada,
- Iglesia de Dios,
- del Evangelio Completo
- y otras.
Los participantes provenían de 15 municipios en su mayoría de las zonas Norte y Altos del estado.
Los grupos linguísticos que estuvieron representados fueron Ch’ol, Tsotsil, Tseltal y Castellano.
También se consideró conveniente contar con la presencia y apoyo de distintos organismos de paz e instancias religiosas, locales e internacionales para animar y acompañar los trabajos del Encuentro y compartir en su momento experiencias de resolución de conflictos que pudieran iluminar los pasos del pueblo chiapaneco ahí reunido.
Entre los invitados y observadores presentes estuvieron:
- Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI),
- Seminario Bautista de la ciudad de México,
- Iglesia Nacional Presbiteriana de Guatemala,
- Iglesia Presbiteriana de Suiza,
- Centro de Estudios Religiosos de México (CEREM),
- Servicio Internacional para la Paz (SIPAZ),
- Escuela Bíblica Ecuménica de San Cristóbal de las Casas,
- Comisión Ecuménica de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas,
- Comisión de Comunicación de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas,
- Iglesia Unida de Cristo,
- Sociedad Bautista Norteamericana por la Paz.
- Los convocantes y organizadores del Encuentro ya en sí mismos representan un esfuerzo concreto de acercamiento y colaboración. Ellos son:
- Lic. y Pbro. Abdías Tovilla, Asesor Jurídico de CEDECH (Comité Estatal de Defensa Evangélica de Chiapas);
- Pbro. Esdras Alonso, Presidente de la Alianza Ministerial Altos de Chiapas;
- Pbro. Felipe de J. Toussaint, Vicario General de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas;
- Pbro. Natanael Navarro, Coordinador de CICEM (Consejo Indígena Campesino Evangélico de México) en Chiapas.