Actividades de SIPAZ (De mediados de noviembre a mediados de febrero de 2011)
28/02/2011ACTUALIDAD: Buscando alternativas frente a la creciente militarización
31/08/2011Este año, en Chiapas se unieron mujeres y hombres para celebrar el centenario de la instauración del Día Internacional de las Mujeres. Durante los días 7 y 8 de marzo, unas 5 mil personas solidarias e integrantes de diferentes agrupaciones civiles y sociales de 15 municipios, denunciaron el contexto que padecen las mujeres y reclamaron respuestas frente a sus demandas históricas aún pendientes.
Quizás de manera consciente o no, por ser educadas para preocuparse por l@s demás, nadie mejor que las mujeres tengan más claridad que lo personal es político, y lo político es personal. De testimonios personales expresando una amplia paleta de emociones a planteamientos más generales, recuperar lo que pasó en este día permite mirar lo que está pasando en Chiapas y en el país desde otra mirada, abarcadora y solidaria con casos de otras mujeres en distintas geografías.
Todos los pronunciamientos hicieron referencia al agravamiento del contexto debido a la violencia prevaleciente y a la militarización del país. La actividad más claramente cuestionadora a esta dimensión la realizaron este día unos 500 integrantes de la Organización Civil Las Abejas de Acteal (comunidad de Chenalhó en donde fueron masacradas por paramilitares 45 personas el 22 de diciembre de 1997). Realizaron una marcha de 3 kilómetros pasando por el campamento militar de Majomut, donde quisieron hacer una oración con «los hermanos soldados», pero les negaron la entrada. Los interpelaron con las siguientes palabras: «¡Salgan de aquí porque esta no es su casa! Ustedes dicen que están aquí para cuidarnos y no es verdad. (…) Ustedes también nacieron de una mujer, tienen esposa, hermana o hijas y cuando nos agreden también están agrediéndolas a ellas. No contribuyan más a la violencia y sufrimiento de las mujeres.»
La violencia estructural afecta a las mujeres desde preocupaciones diarias como el tener que hacer alcanzar el dinero para darle de comer a su familia, hasta el tener que recurrir al aparato de justicia: «no es cierto que en Chiapas y en México las mujeres tengamos garantizado el acceso a la justicia y que nuestras condiciones de vida hayan mejorado, por el contrario nuestros derechos siguen siendo ignorados, seguimos siendo utilizadas a través de los programas oficiales, como el Oportunidades, para mostrar el supuesto bienestar de la población, cuando en realidad no se respetan nuestros tiempos ni nuestras decisiones, éstas se imponen y para la que no las cumpla la sanción es económica o bien la expulsión, lo que refleja, una vez más, la política gubernamental de uso de la pobreza para vencer y acabar resistencias» (Declaración final de una Asamblea en CIDECI-Unitierra realizada el 7 de marzo en San Cristóbal de Las Casas).
También desde varios frentes, se señaló que la represión se agudiza para quienes se organizan en defensa de sus derechos. A veces las mujeres son el blanco, y en otras ocasiones, «la otra cara» de la represión: «Se nos persigue, se nos viola, se nos priva de la libertad, se nos asesina. Nuestras hijas, hijos, hermanos, madres y padres también sufren las consecuencias del hostigamiento al que somos sometidas por defender y exigir nuestros derechos. En esta lucha a muchos de ellos los hemos perdido al igual que a otras tantas compañeras y los culpables siguen sin castigo» (Declaración de la Asamblea del 7 de marzo). Mujeres ejidatarias de San Sebastián Bachajón, reunidas en un bloqueo a unos metros del crucero hacia la entrada de las cascadas de Agua Azul, exigieron por ejemplo la libertad de sus compañeros presos que fueron encarcelados en febrero después de un enfrentamiento sobre el control de la caseta de cobro a la entrada de las cascadas de Agua Azul.
Muchos testimonios y denuncias en este día apuntaron a la discriminación a la que son sujetas las mujeres en cuanto a la tenencia de tierra o al acceso a la herencia de la misma, y su indefensión al no poder tener «un trozo de tierra en donde sembrar» en el caso de quedar viudas o abandonadas por sus parejas. El comunicado de la Asamblea del 7 de marzo enfatiza: «No queremos que el gobierno nos siga despojando del territorio que era de nuestros ancestros y por eso en esta Asamblea determinamos que la tierra también es nuestra porque la trabajamos junto con los hombres, porque la respetamos igual que los hombres, porque la sabemos cuidar igual que los hombres y por lo tanto sí es nuestra también la defenderemos junto con los hombres».
A pesar del dolor, a veces de la desesperación y ciertamente de los riesgos, el pronunciamiento de la Marcha Mundial de las Mujeres Chiapas, que fue leído el 8 de marzo de 2011 al término de un performance político en la plaza catedral, dejó en claro: «Ya rompimos el silencio y no nos vamos a callar. El estado no silenciará las voces de las agredidas, de las perseguidas, de las asesinadas, de las desaparecidas, porque por nuestra voz seguirá retumbando la exigencia de justicia hasta encontrarla. No olvidaremos porque el olvido reproduce la impunidad y significa una afrenta más para nuestras compañeras asesinadas y para todas las mujeres que luchan y resisten día con día».