ENFOQUE: Pensar otra justicia
21/05/2014ACTIVIDADES DE SIPAZ (De mediados de febrero a mediados de mayo de 2014)
21/05/2014“Las organizaciones de acompañamiento internacional son vitales para el trabajo de defensores/as de derechos humanos […] ya que no solo nos acompañan cuando estamos en alto riesgo sino que son testigos de la violencia que vivimos y el contexto en que trabajamos”
En el mes de abril, se realizó en San Cristóbal del las Casas el segundo encuentro de organizaciones de acompañamiento y observación internacional. En esta ocasión, acudieron a la cita distintas organizaciones con presencia en México, Guatemala, Honduras y Colombia. Algunos de los temas tratados en el encuentro versaron sobre la necesidad de identificar temáticas comunes de trabajo y buscar estrategias de coordinación y actuación que permitan aumentar la efectividad del trabajo que se realiza.
El acompañamiento y la observación proporcionados por organizaciones internacionales, en países donde existen violaciones a los derechos humanos y persecución política hacia los colectivos y personas que trabajan en defensa de estos derechos, representan una estrategia de protección y prevención que posibilita a estas personas y grupos amenazados el poder seguir trabajando en favor de la paz y de los derechos humanos en sus países. Para el Comité Cerezo, organización acompañada por Brigadas Internacionales de Paz-PBI México, «A partir del acompañamiento […], las amenazas de muerte […] cesan. […] Disminuyó el riesgo para los miembros del Comité, lo que generó las condiciones para que continuara su trabajo de defensa […] Sin la protección que PBI nos sigue brindando, no podríamos realizar nuestro trabajo, ya que tendríamos que invertir más tiempo y más recursos humanos y materiales de los que ya destinamos a disminuir nuestro riesgo».
Aunque la protección de la ciudadanía y sus derechos en un país es obligación que le corresponde al Estado garantizar, en determinados contextos esto no sucede así, siendo que la labor de la observación y el acompañamiento internacional, a través de la presencia física en lugares de conflicto, puede contribuir a modificar esta situación de omisión y vulnerabilidad de los derechos por medio de la disuasión de posibles violaciones a los derechos humanos, la documentación y monitoreo de casos, la difusión de información, a nivel nacional e internacional, de las violaciones que se producen y la incidencia política, que contribuye a presionar a los Estados para que se respeten y garanticen los derechos humanos en sus territorios. A través de las redes de apoyo internacionales que tienen las organizaciones de acompañamiento en distintos países, y con la interlocución y cabildeo que se realiza con organismos internacionales, el cuerpo diplomático, autoridades estatales, instituciones y otros actores que forman parte de los conflictos, se pretende que los actores que violan los derechos humanos modifiquen su actitud en función de los costes políticos que puedan acarrear la visibilización de sus acciones a nivel nacional e internacional.
Otros ejes de trabajo y actividades que pueden formar parte de la estrategia de acompañamiento y observación internacional, son los de apoyo psicosocial, denuncia nacional e internacional, talleres de seguridad, talleres de transformación positiva de conflictos, apertura de espacios para la paz y la reconciliación, y articulación con otras organizaciones, a nivel local e internacional, que trabajan en procesos de construcción de paz y a favor de los derechos humanos.
La estrategia de protección implementada por las organizaciones de acompañamiento y observación internacional ha dado frutos y contribuido a la mejora de la situación en contextos de conflicto y violencia política, en el que los derechos humanos son violados y las personas defensoras de estos derechos son perseguidas y amenazadas. Así lo atestiguan personas y organizaciones que han sido acompañadas, como es el caso de un indígena ch’ol de de la zona Norte de Chiapas (región que sufrió a finales de los años ’90 graves agresiones y desplazamientos forzados de la población como consecuencia de la acción de grupos paramilitares en el marco de una estrategia de contrainsurgencia): «Desde finales de los ’90, SIPAZ ha estado monitoreando y documentando lo que pasaba en la zona Norte. SIPAZ entró primero en un momento de mucho riesgo, de amenazas y atentados. Ayudó a sacar a la luz pública lo que venía pasando en la zona Norte. Con eso se hizo grande el grupo de desplazados, se dio una fuerza, se logró el retorno o la reubicación […] La zona Norte está poco cubierta por las organizaciones por el alejamiento, las distancias y el riesgo, pero SIPAZ ha estado en todo momento. Nos ayudó a poder expresar y dar a conocer lo que sentimos, los problemas que vivimos. Quedamos pocos los que luchamos por la justicia pero sabemos que no estamos solos».