Proceso de Paz, Proceso de Guerra
15/05/2012ANÁLISIS : México – Elecciones y miedo a que la historia se repita
28/08/2012Quince años apostándole al diálogo y al trabajo conjunto hacia la construcción de un mundo en el que se respeten las diferencias
A inicio de mayo se celebró el 15° aniversario del Instituto de Estudios e Investigación Intercultural (INESIN A.C.). Durante 3 días, un centenar de personas se reunieron en sus instalaciones para reflexionar y celebrar estos 15 años de un proyecto y un sueño de muchos hombres y mujeres de diferentes creencias para promover el respeto a las diferencias, la tolerancia y la hermandad entre las distintas agrupaciones religiosas.
En los antecedentes de este proyecto, en los años 80, unos 40.000 refugiados guatemaltecos llegaron a Chiapas debido a la guerra que laceraba su país. Varias ONGs e iglesias de diferentes países se juntaron para ayudar en un esfuerzo que por lo mismo asumió un carácter ecuménico. No obstante, este acercamiento no se veía necesariamente reflejado en las comunidades del estado. Al contrario, para finales de los 90, y después del levantamiento zapatista en 1994, se vivía en Chiapas una situación particularmente tensa. Paula Biddle de la Iglesia Unida de Cristo de Estados Unidos la describió en estos términos: fue «una situación de guerra de baja intensidad y una de las cosas más importantes de esa guerra fue el intento por parte del gobierno mexicano de generar divisiones en las comunidades indígenas. Intentaron dividir las comunidades a través de líneas políticas, económicas pero también religiosas. Fomentaron una división religiosa muy fuerte y nosotros estábamos pensando que era muy importante crear un espacio para enfrentar ese intento por parte del gobierno».
Varias personas y organizaciones comenzaron a unirse buscando formas a través de las que la fe, en lugar de ser fuente de conflictos o de agudización de los mismos, pudiera convertirse en una fuente de acercamiento. Fruto de sus reuniones, en septiembre de 1997, se constituyó la Escuela Bíblica de Formación Integral (EBFI). El obispo de la diócesis de San Cristóbal en aquel entonces, Don Samuel Ruiz García (1926-2011) sugirió empezar trabajando desde aspectos muy prácticos, vinculados a la convivencia diaria donde las necesidades podían ser compartidas, en lugar de con la reflexión teológica.
Participaron en esta primera etapa el Comité Central Menonita, la Iglesia Unidad de Cristo, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, el Consejo Indígena Campesino Evangélico de México y la Iglesia Nacional Presbiteriana, así como SIPAZ, que consideró extremadamente estratégico un esfuerzo de paz desde un enfoque ecuménico hacia la unidad y la recomposición de un tejido social que se iba fracturando.
En el 2002, la hasta aquel entonces «Escuela Bíblica» se constituyó legalmente como Instituto de Estudios e Investigación Intercultural (INESIN AC). El trabajo que se realiza a la fecha busca fortalecer los procesos comunitarios, tanto con talleres prácticos (como de hortaliza, nutrición, manejo de derechos y cuidado del medio ambiente), como a través de espacios de reflexión bíblica y espiritual.
El evento del 15 aniversario reflejó la diversidad como valor clave del proyecto: estuvieron católicos, presbiterianos, bautistas, menonitas entre otros; y se pudo escuchar una variedad de idiomas con grupos de trabajo en tsotsil, tseltal, español, francés e inglés.
Durante estos días de celebración y reflexión, se habló del caminar del INESIN, usando la metáfora de los frutos, con sus espinas y semillas para volver a sembrar. Uno de los frutos que se mencionó «(e)s el proyecto ecuménico de afrontar juntos las raíces de los problemas. Para ello se optó por hacerlo con la Biblia (autoridad mayor en las iglesias y confesiones cristianas) y con la raíz ancestral maya. Este último ha sido el factor mayor de solución, el remedio más poderoso. Reactivarlo ahora es la mejor mediación de los conflictos porque es verdaderamente ecuménico, dialogante e incluyente».
En las dificultades, se mencionó que el ecumenismo no es todavía una actitud mayoritaria en las distintas iglesias y confesiones. Varias voces refirieron que las estructuras eclesiales no cambian tan rápidamente y que muchos y muchas se tienen que involucrar a nivel más personal que institucional. En las semillas para seguir sembrando se mencionó el haber aprendido que la diversidad no es problema sino riqueza. Finalizando esta parte, el equipo actual de INESIN sembró un árbol, como símbolo de su compromiso de seguir trabajando a futuro para promover la paz y relaciones más justas en una región donde todavía está presente la violencia y la iniquidad.
«Nuestra celebración de quince años fue un canto de esperanza, un canto que nos hace recordar que no estamos solos/as en nuestro caminar y que seguimos, después de quince años, caminando juntos/as con el pueblo chiapaneco, acompañados/as por hermanos y hermanas de todo el mundo», enfatizó Kelly Miller (cooperante norteamericana en el equipo actual). Simbólicamente, al final del evento, se regaló a cada uno de los participantes una bolsita de varios tipos de semillas y otra más grande de abono, recordándonos que todas y todos podemos ser sembradores de paz.