ENFOQUE: Niñas, niños y adolescentes en México – un futuro incierto
24/11/2014ACTIVIDADES DE SIPAZ (De mediados de agosto a mediados de noviembre de 2014)
24/11/2014«No trae desarrollo para los pueblos originarios. Sólo muerte, depresión, división.
Sólo dinero para los ricos transnacionales»
(Encuentro en ejido Los Llanos, San Cristóbal de Las Casas, octubre de 2014)
Tiempo después de que, en noviembre de 2013, el Secretario de Gobierno de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, afirmara que «no habrá marcha atrás» en el proyecto de construcción de una mega-carretera que iría de San Cristóbal de Las Casas a Palenque, dos de los centros turísticos más importantes del estado, comunidades opositoras decidieron conformar el Movimiento por la Defensa de la Vida y el Territorio. El proyecto es parte del Plan Nacional de Infraestructura, que lleva en planificación desde el Plan Puebla Panamá (2001-2007). Con escasa información oficial, aquella vez, Ramírez Aguilar agregó que «las partes afectadas serán indemnizadas, no hay de otra, parte de que pueden obtener beneficios sociales, mejoramiento de viviendas, proyectos productivos», y subrayó que «cuando se construyen obras de utilidad pública como es el caso, el gobierno puede expropiar e indemnizar, pero estamos privilegiando la parte política y el diálogo».
Aunque aún no se ha publicado el trazado definitivo, se verían afectados Municipios como Huixtán, Tenejapa, Oxchuc, San Juan Cancuc, Ocosingo, Chilón, San Cristóbal y Palenque,. Según el Convenio 169 sobre los Pueblos indígenas y tribales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por México, los pueblos indígenas posiblemente afectados por un proyecto tienen el derecho a una consulta libre, previa e informada. En este caso, la población indígena no ha sido integrada a la elaboración del proyecto.
La definición de desarrollo para los pueblos puede ser muy diferente al concepto gubernamental o empresarial. Los pueblos tienen necesidades concretas, que, en muchos de los casos, se alejan de la idea de entrada al mercado del turismo o proyectos ecoturísticos. Por otro lado, la construcción de la carretera implicará una afectación al medio ambiente, a los cultivos y a las viviendas que bordean el camino San Cristóbal-Palenque.
Hay que valorar que un estado tan rico en bienes naturales es de enorme interés para el sector empresarial, quienes han tenido serias dificultades para acceder a los recursos por la oposición y desconfianza de los pueblos. En enero de 2014, el secretario de Gobierno mencionó que «no podemos traer inversiones si no tenemos la infraestructura carretera; lo primero que te pide la iniciativa privada, ya sea extranjera o nacional, son buenas vías carreteras y en Chiapas tenemos muy pocas vías carreteras».
En lo que va de 2014, desde encuentros y asambleas comunitarias, se han visibilizado varios hechos que vulneran la paz de los pueblos y el creciente rechazo al proyecto. En enero de 2014, los ejidatarios de Los Llanos, municipio de San Cristóbal de Las Casas, interpusieron un amparo al proyecto y aseguraron que en noviembre de 2013, un representante del ayuntamiento de San Cristóbal llegó a su comunidad «para amenazar de que la autopista pasaría sobre las tierras de uso común, y en caso de que la comunidad se opusiera, las autoridades de la comunidad irían a la cárcel y se llevaría al Ejército para el inicio de las obras de construcción». Los Llanos y la comunidad San José El Porvenir, Huixtán, informaron que «(n)o estamos en contra de la autopista, pero sí lo estamos de que nos quiten nuestras tierras que son un valor fundamental para la vida de nuestra comunidad». Asimismo, denunciaron que el gobierno «no ha llegado a preguntar si damos permiso o no, simplemente así lo están diciendo que la autopista va pasar». «Nos han ofrecido otras tierras en Rancho Nuevo, para supuestamente reubicarnos sin embargo esas tierras están en litigio porque pertenecen a Mitzitón. No las aceptamos porque implicaría estar en conflicto con nuestros hermanos indígenas dueños de ellas», explicaron los ejidatarios. «Nos han dicho que la carretera va a pasar a la fuerza, quieran o no. Están buscando comprar a líderes comunitarios, les niegan proyectos de infraestructura, como pavimentación», señalaron.
En julio de 2014, más de 15.000 personas marcharon en 10 municipios de Chiapas en contra del proyecto de carretera. En agosto, se llevó a cabo una asamblea extraordinaria en el ejido San Jerónimo Bachajón, municipio de Chilón, en la cual unos 1.800 ejidatarios rechazaron la construcción de la carretera. Denunciaron que el comisariado ejidal ha sido acosado y presionado para que firme la autorización para la mega-carretera, y que su hijo fue despedido de su trabajo en una oficina del gobierno estatal con el argumento de que sólo podría regresar a su puesto luego de que su padre acepte.
En Candelaria, municipio de San Cristóbal, las autoridades ejidales explicaron que el ayuntamiento les citó para informarles de su intención de hacer pasar la carretera por sus tierras y pedirles firmar un documento aprobando el proyecto. El delegado del Gobierno de Chiapas les aseguró que las comunidades vecinas ya habían aceptado. Después de la reunión, los ejidatarios fueron a visitar varias comunidades y resultó que «las demás comunidades no están de acuerdo». «No nos dieron información, solo trataron de obligarnos a firmar, pero nosotros no quisimos», declararon.
En meses posteriores, se llevaron a cabo jornadas de movilización. En múltiples comunidades se colocaron carteles y mantas. El 17 de septiembre, se realizó en la Laguna Suyul, lugar sagrado de los Altos de Chiapas, una ceremonia y declaración conjunta de más de 2.000 personas de 14 municipios en rechazo a la mega-carretera. En la declaración final señalaron que «[d]efenderemos el medio ambiente, el tejido y las venas de la madre tierra; ríos, lagos, ojos de agua, montañas, árboles, cuevas, cerros. Defenderemos la vida de los animales, lugares sagrados, el ecosistema de la madre naturaleza y la vida del ser humano». Se acordó: el rechazo total a la construcción de la mega-carretera; hacer un plan de resistencia (peregrinación, plantón, movilización); y enviar oficios a las embajadas, a las organizaciones que cuidan el medio ambiente y a las autoridades.
La mega-carretera es un ejemplo más en México y América Latina, en donde chocan intereses empresariales con pueblos indígenas que entienden el «desarrollo» como respeto a la «vida».