ENFOQUE: ¿Quiénes son los beneficiarios del T-MEC?
27/08/2020Actividades de SIPAZ (De mediados de mayo a mediados de agosto de 2020)
27/08/2020Mucho de lo poco que se ha publicado en medios nacionales sobre Chiapas desde el inicio de la pandemia por COVID-19, han sido notas “rojas”, sobre ataques contra el personal de salud;
además de agresiones a personal de otras dependencias, entre otras acciones violentas, bajo la sospecha de que, al sanitizar, estarían esparciendo el coronavirus. Mientras tanto quedaron invisibilizadas múltiples iniciativas de individuos, organizaciones, colectivos y comunidades indígenas que han buscado prevenir y combatir el coronavirus, así como sus efectos en distintos ámbitos.
El primer caso de Coronavirus fue identificado en Chiapas a principios de marzo. Siguiendo las instrucciones federales, aún todavía con pocos casos, se cerraron escuelas, tiendas, hoteles, restaurantes, iglesias y la mayoría de los lugares públicos.
Incluso antes de ello, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), declaró una alerta roja en sus territorios, cerró sus estructuras de gobierno autónomo y emplazó a sus bases de apoyo a mantenerse confinados. Llamó, no obstante, “a no dejar caer la lucha contra la violencia feminicida, a continuar la lucha en defensa del territorio y la madre tierra, a mantener la lucha por l@s desaparecidos, asesinad@s y encarcelad@s, y a levantar bien alto la bandera de la lucha por la humanidad”. Ciertamente, la resistencia, los procesos organizativos y de autonomía, que diversas comunidades y pueblos han construido a lo largo de décadas, les ha permitido abordar la pandemia con sus propios recursos.
No ha sido tarea fácil, cuando un aspecto presente en toda la sociedad -pero de manera más notoria en comunidades indígenas y rurales-, ha sido la desinformación, la incredulidad y el miedo. Ello no debe de sorprender en zonas en las que la ausencia del Estado y la desconfianza hacia las autoridades han sido constantes. Por lo mismo, desde el inicio de la pandemia, varias organizaciones y colectivos han generado información en lenguas indígena, folletos y cápsulas de radio para explicar qué es el coronavirus, cómo se contagia, así como medidas de prevención y atención. La organización Sadec elaboró un tríptico sobre las implicaciones psicosociales de la pandemia para la población rural, explicando, entre otras cosas, que es normal que uno se sienta aislado, triste o deprimido.
Uno de los sectores más activo desde el principio de la pandemia lógicamente, ha sido el de los trabajadores de la salud, que ha realizado varias denuncias, huelgas y protestas para reclamar equipo suficiente para su protección, así como insumos de calidad para atender a los pacientes.
Por otro lado, en ejemplo urbano, en San Cristóbal de Las Casas, un colectivo de médicos y miembros de la sociedad civil empezaron el grupo COVID-19 San Cristóbal. “Nos hemos organizado para participar con las autoridades locales, sociedad civil organizada y grupos empresariales en los esfuerzos de generación y difusión de información, telemedicina para el mejor cuidado de enfermos desde casa y la contención de la dispersión del virus”, explican. Tiene un centro de atención médica por teléfono en español, tzotzil y tzeltal. También difunde información sobre la situación general de la pandemia, elementos para la prevención del contagio y para cuidar a personas enfermas de Covid en casa. Cuenta además con un grupo de psicólogos para el apoyo psicosocial. Lanzó una llamada a la solidaridad tanto hacia los enfermos como sus familiares para evitar prejuicios.
Otro proyecto local ha sido la instalación de estaciones para lavarse las manos en lugares públicos de San Cristóbal, acción en la que participó la organización Cántaro Azul, que trabaja el acceso al agua. Ante la falta de material de protección en los hospitales públicos, una red de familias se organizó para elaborar material para proteger a los médicos y enfermeras.
En las comunidades indígenas, se ha visto un aumento del uso de plantas medicinales. El Padre Marcelo Pérez, párroco de Simojovel explica como en su parroquia, la gente se organizó en este sentido: “Nos autonombramos promotores comunitarios de salud, y con estas plantas medicinales se han recuperado ya varios enfermos”, asegura. Otro ejemplo de recuperación del uso de plantas medicinales para tratar enfermedades respiratorias ha sido promovido por el colectivo Atél Antsetik (Mujeres Trabajadores), que desde hace varios años trabaja en este sentido. A partir de la transmisión del conocimiento ancestral han recuperado más de 70 plantas para tratar problemas respiratorios, que si bien no curan la COVID-19, sí fortalecen el sistema inmunológico contra este virus y otras enfermedades, favoreciendo que éstas no se manifiesten en sus formas graves.
Otras acciones apuntan a generar información para mejorar políticas públicas y respuestas ante la pandemia. Desde junio, una plataforma de varios medios de comunicación busca obtener datos sobre lo que pasa en el estado ante “las cifras que no cuadran” cuando las oficiales nos hablan de una situación mal que bien bajo control desde hace varias semanas: “La realidad que manifiesta la población es otra, cientos de personas denuncian el contagio y muerte de sus familiares, en sus viviendas, sin atención médica, sin que les hayan hecho la prueba a pesar de tener los síntomas de la enfermedad”, recalcan.
Por otro lado, las organizaciones Melel Xojobal, Sueniños y Tierra Roja Cuxtitali realizaron una consulta “¿Cómo viven los niños, niñas y adolescentes de San Cristóbal de Las Casas la pandemia?”, para “conocer las experiencias y opiniones frente a la pandemia del coronavirus, y los efectos sobre sus condiciones económicas, laborales, escolares y emocionales”.
Con el cierre de espacios, los ingresos, para muchas familias, se han reducido al grado en que se ha vuelto una verdadera lucha para poder sobrevivir en un periodo de confinamiento que ya rebasó los 5 meses. Una iniciativa para ayudar en la alimentación con familias en una situación de vulnerabilidad ha sido “Las Canastas Solidarias Para Nuestra Comunidad”, en San Cristóbal de Las Casas. Cada sábado, un grupo de 7 personas voluntarias se juntan en el Tianguis Agroecológico y Artesanal para armar canastas que se regalarán a quienes más lo necesiten. Todos los que vienen al Tianguis pueden colaborar con donaciones en especies o dinero. También se lanzó una campaña de recaudación de fondos por las redes sociales.
La pandemia está sacando lo peor y lo mejor de nuestras sociedades. Ante tanta incertidumbre, nos pareció importante poder rescatar que estamos aislados, sí, pero no solos y que mucho se puede hacer a pesar de las limitaciones, desde medidas individuales hasta acciones más organizadas. La pandemia revela nuestra codependencia como humanidad. Llamamos a que no nos paralice el miedo sino a redescubrir la importancia de la solidaridad.