ACTUALIDAD: México – derechos humanos y seguridad, ¿un rompecabezas imposible?
30/04/2009ACTUALIDAD: Serio deterioro del contexto de derechos humanos en Chiapas y México
30/11/2009«Saludos a los que están con nosotros y que tienen la conciencia puesta. Estamos por cierto con problemas por parte del gobierno pero seguimos resistiendo, ustedes sigan resistiendo. Saludos entonces de este lugar también. No hay que temer que maten el cuerpo, mas hay que temer a lo que mata el cuerpo y el alma. Al hombre no hay que tenerle miedo. El ejercicio mental que tenemos que mantener es el de David y Goliat, saber que sí se puede vencer«.
Desde la huelga de hambre, que realizaron en su momento 48 presos encerrados en tres cárceles del estado de Chiapas entre marzo y abril del año pasado (ver SIPAZ Informe Vol. XIII No.2 de mayo de 2008), han pasado ya 15 meses. Varios de ellos formaban parte de «La Voz de Los Llanos», por estar recluidos en la cárcel de San Cristóbal de Las Casas, cuyo nombre oficial es «Centro Estatal de Reinserción Social de los Sentenciados (CERSS) No. 5, ‘Los Llanos'»; mientras que otros estaban organizados en «La Voz del Amate», del «CERSS No. 14, ‘El Amate'». Ambos grupos pertenecían a La Otra Campaña convocada por el EZLN. En el tiempo transcurrido desde entonces, casi todos salieron. El último que sigue encarcelado es Alberto Patishtán, uno de los fundadores de «La Voz del Amate» y hoy, el único que queda de este grupo. Ahora, él es «La Voz del Amate».
Fue detenido el 19 de junio de 2000, acusado de emboscada, portación de armas y homicidio calificado de policías estatales en su municipio de origen, El Bosque. Según el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (CDHFBC) y otros que han dado seguimiento a su caso, son muchos los elementos e irregularidades en su proceso que llevan a inferir sobre su inocencia. Por estar acusado de delitos del fuero federal, no estuvo en la lista de los presos liberados, dado que fue el gobierno estatal de Chiapas quien -ante la presión de los mismos presos y la solidaridad nacional e internacional-, implementó una mesa de revisión de casos, liberando a casi 300 de ellos por inocencia o por violación a las garantías del debido proceso.
Alberto Patishtán es indígena tsotsil y antes de ser encarcelado, fue maestro, por eso lleva el apodo de «el profesor». Además, es catequista, función que también desempeña dentro del penal. Actualmente está recluido en el CERSS No. 5, adonde fue trasladado desde «El Amate» en abril de este año. Desde este traslado, SIPAZ lo ha visitado dos veces y pretendemos dar a conocer aquí algunas de las palabras que compartió con nosotros.
Sobre su situación jurídica -dice ‘el profe‘-, lo más reciente es que la defensa jurídica ha tratado de agilizar su proceso. Su intención es lograr que se traslade el caso del ámbito federal al estatal, para así facilitar su liberación. Sin embargo, aunque ya se hizo la solicitud, el trámite no registra avances. Patishtán comenta que en el «5» (es decir, el CERSS No. 5) no hay ‘precisos’ como en ‘El Amate’: un grupo de presos que, con el visto bueno de las autoridades penitenciarias, controla a los demás presos exigiéndoles dinero o trabajo de «talacha» a cambio de no ser agredidos o maltratados.
Impresiona verlo con su sonrisa y su voz tranquila. En sus palabras y en su mirada, transmite la fuerza y el ánimo que lleva adentro. A pesar de haber pasado 9 años en la cárcel, no se ve cansado de tanto luchar. Dice que la conciencia viene de su fe: «La fuerza, la paciencia que se me ha dado, es una herramienta para poder seguir luchando. Aquí también me dijeron muchos cuando llegué: ‘Que bueno que viniste, porque te necesitamos, te queremos’. ¿Por qué?, me pregunto. Por la iglesia también, cuando llegué también me abrieron el espacio allá».
La concientización de los demás presos es otra cosa a la que se dedica Alberto Patishtán: En el CERSS No. 5, mucha gente vive situaciones similares a las de él, son indígenas, pero también hay mestizos. Tienen sentencias de entre 15 y 30 años. Hay muchos casos familiares. Casos de tortura que llevan a la «firma auto-inculpatoria». Comenta que mucha gente le tiene confianza, lo buscan por cualquier cosa y le preguntan: «¿Qué va a pasar?»…
Alberto Patishtán ya no cree en los partidos políticos, dice que usan la gente como ‘escalera‘. En las platicas en la cárcel, «Se habla de los partidos, y concluyen que es la misma cosa todo. De repente se ponen bravos, cuando entienden». En cambio, la autonomía indígena parece ser el camino para él. En las platicas también hablan de cómo se han olvidado de su propia cultura, y que recuperarla «Es un paso muy importante en la conciencia». Advierte que como indígenas, siguen padeciendo la discriminación: «Nos ignoran por ser indígenas, por ser hablantes tsotsiles, por falta de estudio. Y es algo que se reproduce en los propios pueblos, pues los que tienen dinero, se salen de la comunidad o se van con el gobierno». De ahí tal vez viene, que ‘el profesor’, diga que aún queda mucho por hacer, que lo más triste que ve en la cárcel es que la gente no se quiera defender: «No saben hablar español y no pueden expresarse y por eso muchos se callan. Pero otros tienen ánimo y la esperanza que algún día van a salir».
Dice «el profe» que la lucha debe seguir adelante, pararse es señal de que uno va hacia atrás: «La lucha es un concepto que encierra muchas cosas: la injusticia en el penal, los presos que sufren allá, muchas veces sin medicamentos. Es igual aquí como afuera, pero tenemos que empezar aquí también».