ENFOQUE: Crisis de violencia atraviesa derecho a la libertad de expresión en México
03/06/2022Actividades de SIPAZ (De mediados de mediados de febrero a mediados de mayo de 2022)
03/06/2022
I mágenes espantosas y alarmantes, dan la vuelta al mundo en estos días: peluches ensangrentados, frentes de edificios destruidos por los bombardeos, gente asustada en refugios antiaéreos, cuerpos sin vida en medio de una calle, ruinas y lo que, en algún momento, fue una ciudad floreciente, con vida, arte, alegría, con paz.
Dicha ciudad no tiene un nombre, tiene varios: puede ser Mariupol en Ucrania o Alepo en Siria, Marib en Yemen, Duhok en Kurdistán o Gao en Mali. Algunas ocupan con frecuencia las noticias, otras, ya cayeron en el olvido colectivo, quizás ignoradas deliberadamente.
Imagínate que hay una guerra y nadie mira.
El informe de la Escola de Cultura de Pao de Cataluña, revela que, en abril de 2022, había dieciocho conflictos armados de gravedad, a lo largo del planeta. Si incluimos a aquellos de baja intensidad, este número crece a más de cuarenta.
Además, según Amnistía Internacional “al término de 2019, 79,5 millones de personas en todo el mundo, habían sido objeto de desplazamiento forzado a causa de conflictos armados”, un número que, tres años después, alcanza un nivel mucho más alto, debido a las intensificaciones de los conflictos. Aún faltan registrar las cifras de personas afectadas por hambrunas, torturas, asesinatos, la falta de estabilidad, educación y recursos, por nombrar solo algunas de las consecuencias de las guerras y conflictos armados.
Imagínate que hay una guerra y la miramos.
Mirar duele, implica confrontarse, no sólo con imágenes espantosas y alarmantes, como hospitales quemados, jóvenes armados para entrar a una guerra que no es suya, o cuerpos abandonados; sino también con la pandemia, la escasez de recursos y con desarrollos desiguales. Todos siendo indicadores de posibles futuros enfrentamientos, y eventuales guerras.
Pero mirar y manifestarse, frente a estas imágenes y temáticas, es imprescindible en el proceso de acabar con estos conflictos. Es el primer paso para su transformación.
Imagínate que hay una guerra y luchamos contra ella.
En el mundo han existido y siempre existirán diferentes formas de resistencias y protestas contra la opresión y la injusticia: desde el arte, boicots, huelgas, cartas públicas y, quizás lo más recurrente, manifestaciones. En tiempos de guerras esa forma de expresión es riesgosa, puesto que conlleva a represiones e intimidaciones, pero al mismo tiempo cobra una importancia enorme. Sirve para sentirse respaldado y, no sólo para minimizar el miedo, para enviar mensajes poderosos, para demandar cambios y mostrar la aversión común hacia los abusos de poder.
Desde 1983 hay un grupo en Chiapas que lucha por los cambios, mirando las guerras, posicionándose frente a ellas: los Zapatistas. Primero con armas, luego con palabras, y siempre en aparición colectiva, manifestándose en protestas y encuentros multitudinarios, como la Marcha de Color de la Tierra en 2001, el Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan en 2019, o la Gira por La Vida en SLUMIL K´AJXEMK´OP/Europa. Su manifestación más llamativa se llevó a cabo en 2012, cuando miles de Zapatistas se manifestaron en cinco ciudades de Chiapas.
El domingo 13 de marzo de 2022, emergieron de nuevo, de forma colectiva. Los Zapatistas marcharon en San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Palenque, Las Margaritas, Altamirano y Yajalón en Chiapas, como lo anunciaron el 9 de marzo de 2022. Su objetivo: exigir un “alto a la guerra que hacen los gobiernos capitalistas” y “vida y paz en el mundo”. Destacaron que “no es sólo en Ucrania. También en Palestina, el Kurdistán, Siria, el pueblo Mapuche, los pueblos originarios en todo el planeta, y tantos y tantos procesos libertarios que son agredidos, perseguidos, asesinados, silenciados, distorsionados.”
Llamaron “a todas las personas honestas, grupos, colectivos, organizaciones y movimientos en México y en el mundo a que, de acuerdo a sus tiempos y modos -y conservando su independencia y autonomía-, se sumen a las actividades para exigir alto a las guerras, iniciando el domingo 13.”
La petición fue atendida por dichos grupos: el día domingo 13, además de los Zapatistas en Chiapas, distintos grupos y colectivos en todo México y el mundo, tomaron las calles y organizaron acciones políticas con el fin de demostrar su resistencia y aversión hacia las guerras, y al mismo tiempo su fuerza y solidaridad con los afectados.
Vale mencionar que, en el municipio de Altamirano, los Zapatistas invitaron a la población a sumarse a la manifestación. Miles de pobladores participaron en la marcha, exigiendo la liberación de los 37 campesinos secuestrados desde diciembre pasado.
Según evaluaciones de Chiapas Paralelo, unos 20 mil Zapatistas protestaron ese día en los diferentes municipios, con lo que se espera un inicio de “una campaña mundial en contra de las guerras del capital”, organizando “conciertos, encuentros, festivales, reuniones (…)”.
El comunicado del EZLN, finaliza con un llamamiento claro:
“¡Contra todas las guerras: todas las artes, todas las resistencias, todas las rebeldías!”