Actividades de SIPAZ (De mediados de febrero a mediados de mayo de 2011)
29/04/2011ANÁLISIS: México, Cuestionamientos internacionales y nacionales por las consecuencias de la estrategia de lucha contra el narcotráfico
30/11/2011Una oleada de desesperación social se está expandiendo en distintas latitudes: las demandas se centran en necesidades elementales, por lo que las movilizaciones se han detonado de situaciones insostenibles, apoyadas en la inmediatez que las redes y plataformas sociales brindan. En México, los estragos de la violencia provocada por la lucha contra el narcotráfico han determinado la inconformidad social centrándose, en parte, en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, a partir del ‘grito´ de dolor de Javier Sicilia por la muerte de su hijo en abril. Los motivos de la ola de descontento global son diversos: crisis económica, reformas laborales, aumento de la canasta básica y de la vivienda, rechazo al rescate de bancos o empresas privadas, o la inquietud por un clima de paz y seguridad como en el caso mexicano. La juventud – durante años tachada de generación perdida-, ha decidido implicarse en la política tras evidenciar que le espera un futuro incierto.
Centros urbanos, como la madrileña Plaza del Sol, nunca antes habían sido tan nombrados. El pasado 23 de julio se acogió allí a numerosos «desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes», como reza la definición de los componentes de la plataforma Democracia Real Ya (DRY), algunos de los cuales formaron parte de la llamada Marcha Popular Indignada (MPI), que venían marchando desde diferentes partes de España para concentrarse la capital. En las pancartas colgadas desde casi todas las calles que confluyen en la Plaza del Sol, se podía leer «Bienvenida Dignidad». Los puestos de la organización representaban cada uno de los elementos básicos de una sociedad: cultura, salud, educación y trabajo. Demostraron una impresionante coordinación a pesar de estar partiendo de un impulso espontáneo. Otras plazas, como Tahrir en Egipto, Qasba en Túnez o Síntagma en Grecia suenan cada vez más en los informativos internacionales: las manifestaciones ciudadanas son una inspiración que se traslada a otros contextos. Las protestas muestran la indignación de una sociedad «que reclama el retorno de la soberanía a los ciudadanos», como expresan los firmantes del manifiesto ‘Contra la persecución y criminalización de la democracia. En apoyo a la dignidad de la indignación’, compuesto por numerosos profesores universitarios y de artistas como Paco Ibáñez.
El Movimiento 15 de Mayo (15 M) en España no se define como una propuesta sobre un régimen político alternativo, sino como un rechazo a la democracia representativa y bipartidista, y por la necesidad de empezar a practicar la política desde la ciudadanía. Se nutre del hartazgo frente a los planes de ajuste que ha implementado el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para luchar contra la crisis económica. En este marco, se han impulsado asambleas de barrio y foros sociales. En el I Foro Social 15 M de julio, se decidió en asamblea que algunos de los participantes de la MPI continuaran rumbo a Bruselas. El objetivo es llegar el 8 de octubre, una semana antes de la manifestación del 15 de octubre convocada por DRY y a la que se suman asambleas de otras partes del mundo.
Desde la llamada Revolución tunecina de diciembre de 2010, se han multiplicado las formas de expresión del descontento social en múltiples lugares del planeta. La crisis política en Egipto de principios de 2011 fue uno de los referentes para los levantamientos ciudadanos que se están viviendo en los últimos meses a nivel global. Las manifestaciones y revueltas se originaron por el exceso de brutalidad policial, las altas tasas de desempleo, el deseo de aumentar el salario mínimo, la carencia de viviendas y alimentos, la corrupción, la falta de libertad de opinión, entre otras demandas. Lograron forzar la salida del presidente Hosni Mubarak, con casi 30 años en el poder.
La irritación alcanzó EEUU a principios de este año. En febrero, los funcionarios públicos tomaron por varias semanas el capitolio de la capital de Wisconsin en protesta por una ley del gobernador para paliar el déficit estatal recortando sus salarios y suprimiendo derechos sindicales. Posteriormente, proyectos de ley y manifestaciones similares se repitieron en otros estados. Semejante modalidad de protesta activa es poco común en EEUU.
La ola llegó también a Israel, donde en algunas ciudades llevan varias semanas acampados. El desmesurado precio de la vivienda le pasa factura al presidente Netanyahu. «El pueblo pide Justicia Social», coreaban en una marcha en agosto; «Egipto está aquí», se leía en las pancartas.
Los sindicatos griegos convocaron a una nueva huelga general el 15 de junio para protestar contra las nuevas medidas de austeridad, los recortes salariales y de pensiones que prepara el Ejecutivo griego, las mismas que la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) pidieron que aprobara para liberar nueva ayuda económica que evite la quiebra del país. Más de 25.000 manifestantes protestaron ante el Parlamento por el ajuste.
La insatisfacción global también se hace presente en lugares como Chile, pese a que cuenta con uno de los indicadores económicos más altos de Latinoamérica. El gobierno de Sebastián Piñera sufre huelgas y manifestaciones en varios sectores. Estudiantes, ecologistas, obreros, indígenas y mineros exigen una mayor distribución de la riqueza.
El hastío generalizado ha desembocado en la movilización social ciudadana. Distintas marchas mundiales se van sucediendo, porque «es hablar cara a cara. Los marchantes [de la MPI en España] han explicado que en los pueblos por los que han pasado tienen necesidades, preocupaciones y problemas similares, independientemente de su procedencia y estatus social. A lo largo de este mes se ha generado una conciencia global», señalaron en las plataformas del 15 M. Una lucha contra el sistema mundial imperante, que el periodista y ensayista Pascual Serrano declaró a propósito del 15 M: «Deben establecer formas organizativas que sean operativas. Deben mantener la unidad y deben prepararse para una lucha larga. Nadie les dijo que fuese fácil, sólo es imprescindible para sobrevivir con dignidad».