ACTIVIDADES DE SIPAZ (De principios de julio a finales de octubre de 2016)
02/12/2016ENFOQUE: Empresas, gobierno y derechos humanos en México – Entre negocios y despojo
02/12/2016(Frontera Arizona – Sonora)
En octubre, SIPAZ tuvo el privilegio de viajar hacia la frontera norte (México/Estados Unidos) para participar en un encuentro binacional y una gira donde tuvimos oportunidad de realizar presentaciones sobre el contexto socio-político actual en sur de México, además de mantener reuniones con actores sociales, colectivos, redes y organizaciones de derechos humanos en los estados de Arizona, Michigan, Chicago, el Distrito de Colombia y Texas.
“Caminante, no hay puentes, se hace puentes al andar.” (Sic)
La noche en el desierto estaba fresca y oscura aquél 7 de octubre, cuando comenzaba la Convergencia en la Frontera, un llamado del Observatorio de la Escuela de las Américas (SOAW por sus siglas en inglés). Cientos de personas, migrantes y solidarios, concentrados frente al Centro de Detención para Migrantes Eloy (Eloy) cantaban y gritaban con sus megáfonos “¡NO ESTÁN SOLOS, NO ESTÁN SOLAS!”, corriendo el riesgo de ser arrestadxs por participar en un acto de desobediencia civil. Desde dentro, las y los migrantes detenidxs respondían encendiendo y apagando las luces de sus dormitorios. Pese a que los agentes de migración ordenaron apagar las luces en todo el Centro, no pudieron evitar que los migrantes continuaran participando desde las ventanas levantando y bajando sus playeras, comunicándose como podían.
Así fue como inició el encuentro donde, del 7 al 10 de octubre, miles de activistas y organizaciones se juntaron en el límite sur de Arizona (EEUU), Estados Unidos y norte de Sonora (México), logrando “trascender la frontera”, para denunciar a la política exterior de los EEUU “como una de las principales causas de la migración en Latinoamérica”.
Bajo el calor del desierto, hombro con hombro, duelo y rabia unidos para construir espacios colectivos con comunidades indocumentadas, exigir el fin de la militarización de las fronteras y “el desmantelamiento de los sistemas racistas y sexistas que roban, criminalizan y matan a migrantes, refugiados, indígenas, personas trans y de género no convencional, comunidades de color y a otrxs a lo largo del hemisferio”. 626 kilómetros de frontera que combinan la sequedad del desierto de Arizona y las temperaturas extremadamente altas de Sonora. Un medio que resulta riesgoso incluso para los excursionistas con experiencia, pertrechados con agua, comida y varias capas de ropa, y muchas veces mortal para la mayoría de los inmigrantes que cruzan la frontera sin estos mínimos reaseguros. Según el New York Times, se produjeron “más de 2.100 muertes de migrantes desde el año 2001”.
El 13 de mayo de 2015, José de Jesús Deniz Sahagun celebró, junto con su familia, su 31° cumpleaños en su casa de Jalisco, México. Fue día de celebración pero también de despedida, ya que al siguiente día viajó a la frontera de México-EEUU, la cual intentaría cruzar para reunirse con sus tres hijos en Las Vegas, Nevada. Siete días después, el 20 de mayo, José murió en Eloy, Arizona luego de haberse acercado a agentes de migración al no poder continuar con su derrotero. Su muerte fue identificada como suicidio debido a que en el peritaje médico se encontró un calcetín grueso alojado en lo profundo de su garganta.
En los últimos 13 años, 160 migrantes murieron en custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), la agencia federal que detiene y deporta a personas sin estatus legal en los EEUU. De los siete casos de suicidio de personas detenidas por ICE desde 2005, cinco pasaron en Eloy, lo cual llamó la atención de activistas de derechos de inmigrantes. El reporte Negligencia Fatal: Cómo ICE ignora las muertes en detención, hecho en colaboración por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), Detention Watch Network y el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes determinó que entre 2010 y 2013, ocho personas murieron por falta de atención médica adecuada mientras estaban detenidas en centros de detención operados por ICE. Además, el reporte señala que el ICE no cumplió con los estándares médicos de la propia agencia, «factores que contribuyen a estas muertes«.
El Centro Eloy aloja alrededor de 1.600 inmigrantes, y como muchos centros de detención, es propiedad y está operado por Corrections Corporation of America (CCA), una de las empresas carcelarias privadas más grandes del país. Aunque las instalaciones de ICE tienen formato de cárcel, las personas no están retenidas allí por procedimientos penales. A pesar de que hay detenidos con antecedentes penales, muchos, como José, simplemente esperan a ser deportados o simplemente a que se atienda su caso en algún tribunal de inmigración. ACLU reporta que los EEUU tiene la capacidad de mantener a 34.000 personas, en prisión civil en cualquier momento, en más de 200 instalaciones (incluyendo cárceles del condado, centros privados de detención y cárceles federales).
Ante esta realidad, organizaciones, colectivos de base y SOAW crear puentes de uno y otro lado de la frontera, para seguir construyendo procesos con la comunidad migrante no documentada en los EEUU.
A poco más de cuatro semanas del encuentro, Donald Trump, empresario, personalidad televisiva y candidato republicano, fue elegido presidente de los EEUU para el período 2016-2020. Trump ha dicho que bajo su mandato se construirá un muro en la frontera de EEUU-México que “México financiará”. Ha propuesto deportaciones masivas de todas las personas migrantes sin documentos y bloquear las remesas derivadas de sueldos ilegales. Con dudas de lo que se puede esperar en México y Latinoamérica bajo la presidencia de Trump, la Convergencia declaró que “[m]ientras los políticos construyen muros, nosotros debemos construir puentes” y aseguraron que “¡estamos aquí y nos quedaremos!”.