ENFOQUE: La migración como justificación para la militarización y nuevas estrategias de control territorial
30/08/2022Actividades de SIPAZ (De mediados de mayo a mediados de agosto de 2022)
30/08/2022Resolver los conflictos con la paz “(…) no significa convertirse en víctimas pasivas, ni ser débiles, dóciles y resignados ante la violencia. Por el contrario, significa desarmar el mal, desactivar la violencia y resistir la opresión»
Los últimos acontecimientos en Chiapas y México muestran una guerra con otras caras y otras formas. Los medios informan sobre grupos del crimen organizado que secuestran y desaparecen personas; las estrategias de criminalización y asesinato de defensores de derechos humanos en el país ya no exentan los espacios religiosos; hay enfrentamientos que cobran la vida de civiles y un constante atentado contra la dignidad de los pueblos indígenas. Pero la búsqueda de la justicia y la paz también se manifiesta de maneras otras a la violencia. En un acto religioso, la voz busca ser escuchada, y la exigencia de paz y la defensa de la vida hacen ondear las banderas blancas que, en esta guerra menos tradicional, no son símbolo de rendición sino de esperanza, de fe, de resistencia y de dignidad.
“Peregrinar para recuperar la fuerza de caminar juntos y juntas”
Los múltiples hechos de violencia que parecen haber roto un espejismo han obligado a la sociedad civil, y en especial a los miembros de la iglesia católica, a convocar a acciones por la paz. Sin embargo, el largo caminar de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas por las sinuosas realidades de Chiapas inició con la llegada de Jtatic Samuel Ruiz al estado, así lo explica el Padre José Luis Vargas de Cancuc: “La Diócesis de San Cristóbal ha sido una diócesis para caminar con los pobres, que invitaba a buscar la pasión por el servicio en una diócesis en conflicto, donde la violencia estaba presente”.
En ese sentido, peregrinar, que denota un andar por tierras que presentan una dificultad, “sirve para recuperar la fuerza de caminar juntos y juntas, para que nuestra lucha y nuestra palabra tenga fuerza”; y ante el contexto actual, “es una voz muy fuerte de rechazo a la violencia que nos demuestra que ese es el camino hacia la paz”, expresa el sacerdote.
A las iniciativas de la iglesia católica también se han sumado iglesias de otras confesiones de fe, como fue el caso de la Peregrinación por la paz, por la vida, contra la violencia y la discriminación en Las Margaritas, el pasado mes de marzo de 2022. Desde este rincón fronterizo azotado por tanta violencia provocada por enfrentamiento de grupos delictivos, la “Alianza de Iglesias por la Paz” convocó a una peregrinación pacífica luego de ser testigos de un enfrentamiento que terminó con la vida de dos personas y dejó varios heridos en pleno centro. Ahí expresaron que “en medio del grave deterioro que ahora vive todo nuestro estado de Chiapas, manifestado en expresiones de mucha inseguridad y que ha traído muchas muertes, (…) manifestamos nuestra preocupación ante las realidades que sufre y vive la gente, en las cuales parece que la vida ha perdido sentido”. Las mismas calles que se habían teñido de rojo ahora se vestían de blanco, adornándose con flores y globos, y haciendo sonar canciones y consignas que pedían paz y unidad de los pueblos.
Por otra parte, la peregrinación convocada por la Comisión Justicia, Paz e Integridad de la creación; la Familia Franciscana; la Organización de Pueblos Originarios Unidos; la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos y el Comité en Defensa de la vida, del Territorio y la Madre Tierra juntó a pueblos zoques y tsotsiles que exigieron “paz, seguridad y justicia” en la Zona Norte del estado. “No, no, no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”, entonaban en una canción los y las asistentes.
Ya en el mes de junio, el Padre Marcelo Pérez Pérez, párroco de la iglesia de Guadalupe convocó a una peregrinación por la paz, luego de que grupos armados dispararan, quemaran vehículos y bloquearan calles en San Cristóbal de Las Casas. En la peregrinación Jesucristo, paz, vida y esperanza en San Cristóbal, decenas de personas vestidas de blanco, con banderas y pancartas, recorrieron algunas calles de la ciudad con una misma consigna: Paz, Vida y Esperanza en la ciudad. “Cuando hay violencia se pierde la conciencia de que somos seres humanos, pedimos recuperar la dignidad que tenemos como seres humanos, escuchar el quinto mandamiento: No matarás”, expresó el Padre Marcelo.
El Pueblo Creyente buscando cambios en Chiapas
El primer aniversario del asesinato de Simón Pedro Pérez López, catequista y defensor de los derechos de los pueblos indígenas, enmarcó las primeras intenciones de una peregrinación en el estado. En consecuencia, “el Pueblo Creyente se planteó la necesidad de articularse con parroquias y zonas, no para caminar solos, sino para unirse”, mencionó el párroco de Cancuc. Fue así que comenzó la coordinación de la Peregrinación por la vida, la paz y contra la violencia, una acción simultánea en ocho municipios de Chiapas.
En los días previos a esta acción, la Fiscalía General del Estado de Chiapas giró una orden de aprehensión en contra del Padre Marcelo Pérez Pérez además de la detención de cinco defensores de San Juan Cancuc que habían estado luchando en contra de la militarización. Fue así que la demanda de justicia frente a la constante criminalización y persecución de defensores del territorio y de los derechos humanos se sumó a las exigencias de las casi 10 mil personas que peregrinaron en todo el estado.
Durante la peregrinación se hizo la lectura del comunicado del Pueblo Creyente: “expresamos todos los atropellos e injusticias que viven nuestros pueblos y comunidades, sobre todo la violencia, la inseguridad y la disputa territorial provocada por el crimen organizado, ante las cuales las autoridades se ven rebasadas, permisivas y coludidas por el sistema de control que el crimen organizado ejerce en el territorio nacional. También existe la amenaza y asesinato a líderes sociales y autoridades municipales, así como amenazas a agentes de pastoral de nuestra diócesis. No podemos quedarnos callados ni insensibles ante estos sufrimientos”.
El resultado de estas peregrinaciones fue más allá del número de participantes, se trató de una acción de rebeldía frente a las autoridades; de resistencia frente a la violencia; y de esperanza frente al resto de la población. Las comunidades salieron a las calles a pesar del miedo y la inseguridad, pero acuerpados por otros procesos y organizaciones. Este caminar demostró que, en medio de un contexto desesperanzador y de las veredas espinosas, los pueblos continúan levantando la voz y abriendo las brechas para cesar esta guerra y construir la paz en una acción que, en coherencia con su demanda, se manifestó de manera pacífica.