Actividades de SIPAZ (De mediados de mayo a mediados de agosto de 2011)
31/08/20112011
03/01/2012En enero de este año, el gobierno mexicano nombró 2011 «el año del turismo» con «el fin de alinear a todos los sectores relacionados con esta actividad para que se pongan en marcha acciones que permitan que más turistas hagan de México su principal destino de viaje». Mientras el incremento de la violencia desatada a raíz de la guerra declarada por Felipe Calderón en contra del narcotráfico ha causado una disminución del número de turistas en muchas partes del país, el estado de Chiapas sigue siendo un destino turístico importante. Las bellezas naturales y las riquezas culturales del estado hicieron que, en octubre pasado, San Cristóbal de Las Casas fuera el anfiteatro para la VIII Cumbre Internacional del Turismo de Aventura.
El turismo en general, y más específicamente el turismo alternativo y el turismo ecológico o ecoturismo, han sido promovidos como una excelente oportunidad para que las comunidades indígenas, campesinas, lejanas y marginadas puedan salir de la pobreza. El ecoturismo es visto por varios grupos conservacionistas, instituciones internacionales y gobiernos como una alternativa viable de desarrollo sostenible. Sin embargo, muchos pueblos no están convencidos de sus supuestos beneficios económicos y lo ven como posible pérdida de control sobre sus tierras y sus vidas. Por otro lado, también hay divisiones en las comunidades cuando parte de la población está a favor del proyecto ecoturístico mientras otra parte se resiste a su implementación. En este sentido un proyecto ecoturístico puede significar un impacto para la colectividad, ya que no necesariamente beneficia de manera igual y equitativa a toda la población implicada.
Los principios del turismo ecológico incluyen la necesidad de la conservación del área, la construcción de conciencia ambiental y cultural, y el respeto por los derechos humanos. Aunque existen diferentes interpretaciones, por lo general, el ecoturismo ecológico se combina con la idea de un turismo «ético«, lo que significa que se debería de tomar en cuenta el bienestar de las poblaciones locales. Eso se reflejaría en la estructura y el funcionamiento de las empresas o las cooperativas que se dedican a ofrecer el servicio ecoturístico. La Sociedad Internacional de Ecoturismo (TIES) define el ecoturismo como «un viaje responsable a áreas naturales que conservan el ambiente y mejoran el bienestar de la población local». Los principios mencionados deberían verse reflejados en la minimización de los impactos negativos para la comunidad que genera la actividad.
Argumentos a favor y en contra de los proyectos ecoturísticos
Muchos proyectos ecoturísticos, como se pudo averiguar en la Cumbre en San Cristóbal, reciben financiamiento de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) bajo el Programa Turismo Alternativo en Zonas Indígenas (PTAZI). Según la CDI el objetivo del programa es «contribuir al desarrollo de la población indígena, mediante la ejecución de acciones en materia de turismo alternativo, específicamente de ecoturismo y turismo rural, aprovechando el potencial existente en las regiones indígenas, otorgando apoyos para elaborar y ejecutar proyectos encaminados a la revaloración, conservación y aprovechamiento sustentable de sus recursos y atractivos naturales, y de su patrimonio cultural, así como para coadyuvar a mejorar sus ingresos».
Sin embargo, en un pronunciamiento en el marco de la conmemoración del ‘Día de la Raza’, el pasado 12 de octubre, varios grupos adherentes a La Otra Campaña (LOC) se pronunciaron en contra de esta forma de ‘desarrollo’. Acerca de la Cumbre que iniciaría unos días después mencionaron: «Reconocemos en esta iniciativa una nueva ofensiva en el concierto de agresiones y violaciones a los derechos colectivos y a la libre determinación de nuestros pueblos. Desde aquí decimos a los señores neoliberales que la tierra, el agua, los bosques, los centros culturales y ceremoniales no se venden, y serán defendidos y resguardados por hombres y mujeres dignos que abajo y a la izquierda resisten».
El 17 de octubre, el presidente Felipe Calderón, el gobernador Juan Sabines Guerrero y la titular de la Secretaría de Turismo (Sectur), Gloria Guevara, inauguraron la VIII Cumbre Mundial de Turismo de Aventura en San Cristóbal de Las Casas. Según Shannon Stowell, presidente de la Asociación Internacional de Turismo de Aventura (ATTA, por sus siglas en inglés), asistieron más de 650 operadores turísticos de 54 países. Katya de la Vega, directora de la Comisión para el Desarrollo de Turismo Alternativo en Chiapas declaró que se invirtió más de 408 millones de pesos en el evento. Para llamar la atención sobre el hecho que Chiapas es uno de los estados líderes de la siembra de jatropha y palma africana para la producción de agrocombustibles (‘biodiesel‘), el transporte utilizado en la Cumbre operaba con Biodiesel Chiapas, «energía limpia que contribuye a la mitigación del cambio climático», según la página web del evento.
Felipe Calderón, en su intervención, consideró que el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 fue un reflejo de la marginación padecida por sus integrantes. Era la primera vez en años que se refería al movimiento zapatista. Planteó que la opción para los grupos indígenas dueños de riquezas naturales es el turismo de aventura. En su intervención, el gobernador Juan Sabines destacó los proyectos de desarrollo sustentable y el ecoturismo promovidos por las comunidades indígenas. Manifestó que en la nueva Constitución de Chiapas se garantiza el respeto a la libre determinación de los pueblos originarios, quienes ahora tienen una oportunidad de mayor desarrollo al promover sus bellezas naturales.
En contraste con los discursos oficiales, la organización Otros Mundos Chiapas, en un comunicado, afirmó que: «el turismo tiene muchas afectaciones: […] afecta a las culturas locales que se les exigen ponerse al servicio del turismo; afecta por el gasto de millones de pesos en publicidad que podrían destinarse a escuelas y hospitales; afecta por la represión y militarización en contra de las comunidades que no quieren estas actividades y que luchan por defender su tierra y su territorio y que buscan alternativas reales de sobreviviencia». De manera más general, el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA) denunció: «Veladamente, se pretende hacer creer, que las injusticias y las desigualdades sociales que padecen las comunidades, emergen del «autoaislamiento» que ellas mismas se imponen. Y que con este tipo de actividades turísticas se les incluirá en el «progreso». La voz oficial ha señalado que, estas actividades económicas, se impulsan para combatir supuestamente la desigualdad y la pobreza, pero extrañamente se deja de tomar en cuenta la opinión y los derechos de los protagonistas principales, como los pueblos originarios de la zona. Es evidente que estamos frente a una clara muestra de un colonialismo moderno y de aventura».
Ejemplos de impacto negativo de proyectos ecoturísticos
Agua Azul
La situación del centro turístico Agua Azul refleja varias de las consecuencias negativas del ecoturismo, tanto por la división de la población como por la militarización de la zona. Según consultores de turismo estadounidenses que ayudaron a desarrollar la estrategia estatal de turismo en Chiapas, «Agua Azul tiene el potencial para crear una de las experiencias ecoturísticas más destacadas en el hemisferio occidental», como reporta un artículo en el Financial Times el 30 de septiembre de 2011. Un nuevo complejo turístico planeado en la zona consistiría en un hotel de primera clase, un lugar de retiro, una barra y un restaurante con vista a las cascadas. Según el artículo, los consultores también señalan que es necesario involucrar los terrenos alrededor de las cascadas para poder ofrecer suficiente espacio para el descanso y para mantener los paisajes naturales como parte de la belleza del complejo turístico. Por cierto, en la comunidad colindante zapatista de Bolom Ajaw hubo enfrentamientos a principios de 2010 entre la gente de la comunidad e integrantes de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (OPDDIC). La disputa fue las cascadas al lado de la comunidad ubicadas en tierras recuperadas por los zapatistas en 1994, que son de mucho interés para dicha explotación turística.
Los últimos años ha habido varios conflictos y enfrentamientos entre pobladores a favor y en contra de la explotación turística de la zona de Agua Azul. En 2008, adherentes de LOC de San Sebastián Bachajón instalaron una caseta de cobro aparte de la caseta oficial para generar recursos y sensibilizar a los y las turistas sobre la situación de conflicto en la zona debido a la inconformidad de parte de la población con la explotación turística de las cascadas. El 2 de febrero de este año, esta situación tensa -y la inconformidad de parte de la población sobre el uso de los recursos generados por la caseta de LOC- derivó en un enfrentamiento entre indígenas adherentes de LOC en contra de la explotación turística y un grupo priísta a favor, dejando un saldo de un muerto y varios heridos.
A partir del enfrentamiento la zona alrededor de Agua Azul ha sido fuertemente vigilada por la policía y militares, con un despliegue de cientos de efectivos. El director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFC), Victor López, se refirió a esta fuerte militarización y la falta de consulta con la población durante una conferencia de prensa después de la liberación de los últimos últimos presos adherentes a LOC después del enfrentamiento. Mencionó que aún siguen «presos» de un «proceso unilateral, con la policía y el Ejército federal en sus tierras, y ante proyectos gubernamentales que no fueron consultados con los pobladores».
En el intento de construir un complejo ecoturístico en esta zona se ve claramente la división de la población de la comunidad de Agua Azul. A un lado están las autoridades del ejido apoyados por el gobierno que apuestan por los empleos y los ingresos que el turismo podrían traer. Al otro lado está otra parte de la población que insiste en su derecho de mantener su forma de vivir, es decir a la libre determinación, y denuncia intimidación, violencia y abuso del sistema legal para quitarles sus tierras. El artículo en el Financial Times termina mencionando que para muchos «el ecoturismo implica una forma de armonía entre el turismo y el medioambiente». Pero esta búsqueda pareciera dejar fuera a la población local de la ecuación.
La laguna Miramar en la Biosfera Montes Azules
Otro intento problemático de la explotación ecoturística de la naturaleza ocurre en la región de la laguna Miramar en la Biosfera Montes Azules. El pasado 20 de agosto salió una denuncia en La Jornada del Campo en la que se exponía que en la Reserva Integral de la Biosfera Montes Azules (RIBMA), considerada por las autoridades ambientales como «zona prioritaria para la conservación», está por comenzar la construcción de un macro-complejo hotelero, sin el consenso de los pobladores y sin perseguir un verdadero desarrollo sustentable.
En 2010, la Sectur informó a los habitantes del ejido de Emiliano Zapata, cuyas tierras colindan con la laguna Miramar, que el proyecto de construcción de cabañas para el turismo era viable pero no en la forma modesta que ellos habían solicitado anteriormente, sino como un gran complejo hotelero, en un área de 40 mil metros cuadrados a un kilómetro de la laguna. En las asambleas efectuadas para discutir la propuesta, los ejidatarios expresaron su miedo de perder el control de sus tierras, el convertirse en los sirvientes de los empresarios, y quedar al margen de las ganancias. Informaron a la Sectur que no aceptaban el proyecto y la respuesta de Sectur fue que harían el proyecto en otra comunidad en la zona. Ante eso, en una nueva asamblea la parte de la comunidad en favor del proyecto logró por mayoría que se aceptara.
Durante 2010, la Sectur y empresarios privados, negociaron con los pobladores de Emiliano Zapata la concesión de cuatro hectáreas de terreno para la construcción del complejo y el derecho de explotación turística de la laguna por los próximos 30 años. Durante los diez primeros años, los empresarios turísticos que efectuarán parte de la inversión no podrán ser removidos de la administración del complejo, pero la directiva de la Sociedad de Ecoturismo de Zapata (compuesta por 125 ejidatarios) podrá formar parte de la administración, y recibir 10% de las ganancias. Luego de ese plazo, los ejidatarios tendrán la opción de administrar el complejo, «siempre y cuando» se hayan capacitado. A principios de 2011 se firmó el convenio entre las autoridades ejidales, la Sectur y el empresario involucrado. El proyecto está por comenzar, pero la comunidad está dividida.
Chincultik
Los ejemplos anteriores de resistencia en contra de la explotación turística en las regiones de Agua Azul y de la laguna Miramar trataron de comunidades que ya estaban organizadas antes de que surgieron los planes turísticos. Un ejemplo de violencia muy fuerte hacia personas que no estaban de acuerdo con los planes turísticos en su zona sin que estuvieron organizadas anteriormente es el de Chincultik en octubre de 2008. Ejidatarios habían tomado las ruinas de Chincultik que se encuentran enfrente de su comunidad, con la intención de que el propio ejido administrara el sitio arqueológico maya cercano a la ciudad de Comitán. A pesar de que se dió un proceso de negociación entre el administrador oficial del sitio, el Instituto Nacional de Antropología y de Historia (INAH), y los manifestantes, policías federales y estatales realizaron un operativo violento para terminar con la manifestación con un saldo de seis muertos, 17 personas heridas y 36 detenidos.
Desarrollo ecoturístico comunitario
Un ejemplo más comunitario del ecoturismo es el parque ecoturístico El Arcotete en el ejido Río Arcotete, a unos 6 kilómetros de San Cristóbal. Según el folleto del parque, los indígenas tsotsiles que vinieron a habitar la región en los años 80’s, que fueron expulsados de San Juan Chamula, al no encontrar fuentes de ingreso se dedicaron a la tala de árboles. Fue hasta el año 2008 que da inicio al proyecto ecoturístico lo que generó la diversificación de fuentes de ingreso. En entrevista, el presidente del parque ecoturístico, que es originario del lugar, mencionó que la iniciativa para el desarrollo del proyecto fue discutido con la comunidad de al lado antes de iniciarlo. Vino personal de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) a platicar con la gente para el desarrollo del parque y ofreció financiar los andadores; la gente de la comunidad empezó a limpiar los terrenos y las grutas y a colgar los puentes colgantes en el 2008. Uno de los últimos atractivos del parque es la tirolesa que fue financiado por el CDI el año pasado.
Las y los beneficiarios del parque son la gente de la comunidad misma, según el presidente hay 15 personas de la comunidad trabajando en el proyecto. Antes había poco trabajo, hasta tal medida que la gente se veía forzada a migrar a Estados Unidos. Al aparecer, el proyecto toma en cuenta el bienestar de la gente de la zona misma: «Aquí cuidamos el ejido. No trabaja nadie de afuera. Cuando entra gente de afuera es cuando empiezan los problemas». El proyecto ecoturístico El Arcotete también estaba representado en la VIII Cumbre Internacional del Turismo de Aventura para promoverlo y atraer a más gente al parque. Como mencionó el presidente, aparentemente ya tiene resultado: «ya vemos que viene más gente a pasar el día en el parque».
Los proyectos ecoturísticos forman una fuente potencial de conflictos cuando no toman en cuenta varios elementos que tienen que ver con el derecho a la libre determinación de los pueblos. Para evitar conflictos hay que asegurarse de que las personas y las comunidades que se verán afectadas por el proyecto estén informadas desde el prinicipio del desarrollo de los planes. Esto implica transparencia sobre la repartición de los beneficios del proyecto y participación en decisiones acerca de empleos y otras responsabilidades que generará el proyecto. De esta forma puede ser que el ecoturismo cumpla con los objetivos de minimizar los impactos tanto a nivel del medio ambiente como a nivel de las y los habitantes de la zona. Para que la búsqueda de una «armonía entre el turismo y el medio ambiente» también incluya a las personas afectadas por el proyecto tomando en cuenta sus deseos, necesidades y opiniones.