Actividades de SIPAZ (Enero – Marzo 1998)
30/04/1998ANALISIS: Entre la memoria furiosa de la naturaleza y el olvido aparente del conflicto
30/11/1998ENFOQUE I: Municipios Autónomos, la piedra en el zapato del gobierno
Hace ya dos años y medio que el gobierno mexicano firmó los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena reconociendo con ello el derecho de los pueblos indígenas a la autonomía. Hoy, esos pueblos siguen esperando las reformas constitucionales que darán base y reconocimiento jurídico a esa autonomía. Sin embargo, no han hecho esta espera sentados, ni con los brazos cruzados. Revitalizaron el proceso de creación de los municipios autónomos y regiones, que habría comenzado en el 94 y ahora se fundamenta en los Acuerdos de San Andrés. Actualmente funcionan 32 municipios autónomos en Los Altos, Norte, Selva, Sierra y Fronteriza de Chiapas. Unos diez municipios trabajan abiertamente pero la mayoría funciona con «bajo perfil«. Además de eso hay 8 regiones autónomas.
Los municipios autónomos
Los municipios autónomos son entidades de autogobierno, incluyendo comunidades y pueblos, en zonas rurales cuyos límites vagos están definidos por la influencia zapatista. En general existen paralelamente a los municipios constitucionales que, al contrario de los municipios autónomos, reciben fondos del gobierno federal y estatal.
En los últimos meses los municipios autónomos han sido el eje del conflicto en Chiapas y el principal blanco del gobierno, los cuerpos policiacos y el Ejército mexicano. En abril, mayo y junio hubo operativos policiaco-militares para desmantelar los municipios autónomos de Ricardo Flores Magón (cabecera en Taniperlas, municipio de Ocosingo), Tierra y Libertad (cabecera en Amparo Agua Tinta, municipio de Las Margaritas) y Nicolas Ruíz (municipio constitucional que se proclamó autónomo). Los tres operativos se realizaron con lujo de violencia y las fuerzas de seguridad saquearon casas y destruyeron enseres; la CNDH constató irregularidades en las detenciones durante estos operativos. Según declaraciones de los zapatistas los municipios autónomos desmantelados siguen funcionando con los suplentes de las autoridades que hoy están detenidas.
El 10 de junio se realizó otro operativo policiaco-militar contra el municipio autónomo San Juan de la Libertad, con sede en la cabecera municipal de El Bosque. Allí, en enfrentamientos violentos entre las fuerzas de Seguridad y simpatizantes zapatistas murieron dos policías y ocho indígenas.
En todos los casos el gobierno del estado justificó los operativos con el argumento del «restablecimiento del estado de Derecho». El gobierno consideró que las autoridades autónomas participaron en actos ilegales y usurparon funciones que solamente puede ejercer el gobierno constitucional.
La autonomía indígena
La justificación del reclamo de autonomía de los pueblos indígenas se basa en su derecho a vivir según sus propios usos y costumbres como está reconocido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), firmado por México. El concepto amplio de autonomía que defienden los indígenas comprende el derecho a sus propias formas de gobierno y de administración de justicia, a su cultura y a los recursos naturales existentes en su territorio. Dice en entrevista Augustín Gómez Patistán, miembro del Consejo Ejecutivo de las Regiones Autónomas Pluriétnicas (RAP): «La ley y la justicia vienen de arriba, aunque nosotros sabemos resolver nuestros problemas. Tenemos nuestras propias leyes y sabemos aplicarlas. Pero el gobierno no reconoce eso. No nos toma en cuenta.» El derecho a los beneficios de los recursos naturales no significa que rechazan el derecho del estado sobre dichos recursos, pero quieren tener una palabra en la manera de explotar dichos recursos. Dice el representante de las RAP: «Puede eterse el gobierno, pero sólo cuando sea acordado con nosotros y cuando nos de un porcentaje.»
Dos corrientes
En Chiapas hay dos corrientes dentro del movimiento por la autonomía indígena. Uno es el ‘proyecto zapatista’ con sus 32 municipios autónomos y, hasta el momento, 2 regiones autónomas. Los municipios autónomos se basen en la mayoría de simpatizantes zapatistas en un lugar. La otra corriente está constituida por las Regiones Autónomas Pluriétnicas (RAP). Una RAP es una coordinación de organizaciones de diversos tipos (indígenas, campesinas, políticas, sociales) en una región, que lucha para autosuficiencia, autonomía y cambio social; hasta el momento se han definido seis RAP.
Mientras que los zapatistas rechazan cualquier contacto o colaboración con el gobierno y acusan a los líderes de las RAP de ser cooptadas por el gobierno, las RAP son menos radicales. Dice Augustín Goméz Patistán, representante de las RAP: «Sí, aceptamos apoyo del gobierno pero somos muy críticos. No es que nos quedamos calmados con un proyectito que nos da el gobierno. Pero el problema es que la población que lucha cada día para su tortilla no aguanta más sin apoyo.»
La práctica de los municipios autónomos
Los municipios autónomos todavía no tienen un territorio bien demarcado. Comunidades o grupos dentro de las comunidades deciden en asamblea si pertenecen o no a un municipio autónomo. También las comunidades eligen sus representantes para el consejo municipal autónomo. Cada representante tiene un área de trabajo, como salud, educación, justicia, producción, derechos humanos, mujeres. Dice el presidente del municipio autónomo Ernesto ‘Che’ Guevara: «La asamblea la forman todos los habitantes mayores de 16 años. Y siempre tiene el derecho de retirar el mandato a cualquier miembro del consejo que no cumpla bien su trabajo.»
La justicia se ejerce por usos y costumbres y esos varían de municipio a municipio. Una idea central es la reparación del daño como castigo en caso de delincuencia: en vez de pena de cárcel o multa hay pena de trabajo para la comunidad. Algunos críticos del sistema de usos y costumbres mencionan que podrían violar derechos humanos, por ejemplo en caso de expulsiones de inconformes de una comunidad. Este es común en el municipio de San Juan Chamula (expulsiones de evangélicos), y ocurrió a principios de junio en el municipio autónomo de Nicolas Ruiz, donde la asamblea expulsó a algunas familias priístas que habrían infringido la ley local.
Los municipios autónomos han roto totalmente con el gobierno; por eso también se llaman municipios rebeldes. No reciben dinero para sueldos, infraestructura o proyectos. Hay municipios autónomos que piden una cooperación a sus integrantes. Algunos reciben apoyo de la comunidad internacional o de grupos solidarios nacionales. El municipio autónomo de Polhó, por ejemplo, recibe ayuda humanitaria para los miles de desplazados que se concentran allí. En la cabecera del municipio autónomo Ernesto ‘Che’ Guevara, Moíses Gandhi, se inauguró en mayo una clínica financiada por organizaciones internacionales y grupos solidarios de México y construido con trabajo voluntario de la comunidad. Algunos municipios autónomos ocupan el edificio del Municipio, como es la situación en San Andrés y lo fue en El Bosque, y eso obligó a los priístas del municipio constitucional a rentar su propio local.
Los habitantes de los municipios autónomos sufren mucho por el hostigamiento de la presencia militar en los campamentos militares cercanos. El presidente de Ernesto ‘Che’ Guevara nos contó: «En enero un grupo de militares trató de entrar en la comunidad, pero las mujeres y los niños lo impidieron. No lo hicieron los hombres para no provocar violencia». En febrero los militares rastrearon en las montañas alrededor de Moíses Gandhi. «Estaban buscando algo y no nos querrían decir que. Nos asustaron mucho. La gente no se atrevía de trabajar en su milpa». Allí los hombres de la comunidad hacen la guardia 24 horas por día, igual que en los otros municipios autónomos.
La piedra en el zapato del gobierno
Hay diferentes razones por las que el gobierno no acepta los municipios autónomos y los ve como ‘una piedra en su zapato’. Amado Avendaño, gobernador en rebeldía de Chiapas, menciona una razón muy sencilla: «Los municipios autónomos le quitan votos al PRI». También es verdad que la autonomía indígena rompe con los esquemas políticos tradicionales. Si la democracia de la base funciona, pondrá aún más en entredicho el sistema político actual. Tal véz haya un elemento de racismo, como parece expresar la declaración del gobernador interino de Chiapas: «gobernar por usos y costumbres es primitivo».
Otra razón es que los municipios autónomos son un proyecto clave de los zapatistas y una muestra de su fuerza. En la prolongada y aguda crisis que atraviesa actualmente el proceso de paz, y durante el silencio de la comandancia del EZLN, el dinamismo de los bases de apoyo se expresó precisamente en las actividades y declaraciones de los municipios autónomos. Aniquilarlos, significa un golpe fuerte a la credibilidad de la lucha zapatista y una demostración de que la actual correlación de fuerzas favorece al gobierno.
También hay intereses económicos. En algunos municipios autónomos la gente de las comunidades no van a los municipios constitucionales para su deberes o asuntos y por eso dichos municipios reciben menos ingresos. Una gran parte de los pobladores que viven bajo un ‘autogobierno‘ no concurre al mercado principal en la cabecera municipal. Por otro lado, la autonomía indígena basada en los usos y costumbres y la autosuficiencia económica es incompatible con la ambición del gobierno mexicano de establecer una economía libre y abierta al mundo.
Conclusión
Considerados desde la lógica política occidental, los municipios autónomos carecen de sentido. No tienen recursos o poder real ni legitimidad legal y agonizan cercados por el hambre, las enfermedades, la amenaza paramilitar y de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, para los pueblos indígenas constituyen un símbolo elocuente de una cultura que resiste y desafía a la cultura dominante, haciendo realidad una forma diferente de entender la política y de organizar la economía, la sociedad y hasta las relaciones humanas.
Es poco probable que una solución militar podría resolver este profundo conflicto. En lugar de esto los compromisos políticos asumidos por el Gobierno mexicano, incluyendo el Convenio 169 de la OIT y los Acuerdos de San Andrés, indican la vía de la incorporación de los pueblos indígenas en la sociedad política nacional.