Actividades de SIPAZ (Noviembre 1999 – Febrero 2000)
31/03/2000SUMARIO: Acciones recomendadas
31/08/2000ENFOQUE: ¿Chiapas, Marco de un Conflicto Religioso?
El encono religioso exacerbado después del levantamiento de 1994 ha sido presentado a veces como el trasfondo de la conflictividad que lacera Chiapas: más de 30 000 evangélicos expulsados, más de 30 templos católicos cerrados, varios sacerdotes extranjeros deportados, situaciones de violencia abierta o latente en comunidades divididas, etc. Pero hay quienes subrayan que una lectura de este tipo es «artificial» o utilizada para encubrir intereses económicos y políticos de algunos sectores.
Ciertamente, una explicación maniquea de «buenos vs. malos» no da cuenta de la complejidad de la realidad chiapaneca. Tampoco se puede hacer generalizaciones en el ámbito religioso: no todos los católicos están de acuerdo con la línea de la diócesis de San Cristóbal (menos aún con los zapatistas); ni todos los evangélicos son priístas (menos aún paramilitares), para retomar los estereotipos más comunes que se escucha. Por ello, trataremos de asomarnos a los mitos que existen en torno a la situación religiosa e intentaremos rescatar las perspectivas de reconciliación a un nivel más amplio.
Un poco de historia
Desde la colonización española, la iglesia católica predomina en México y en toda América Latina. En la Constitución mexicana de 1824, «se considera a la religión católica apostólica y romana como la única y suficiente en todo México, sin tolerancia de ninguna otra». La situación cambió después de la Independencia con los liberales en el poder (Ley de Reforma de 1857 que exige que la Iglesia venda todas sus pertenencias) y con la Revolución Mexicana (1910-1920: implementación de leyes anti-clericales). A pesar de esto, el catolicismo ha sido y sigue siendo un componente importante de la identidad mexicana: hoy, alrededor del 75-80% de la población nacional se considera católica.
El protestantismo llegó a México a principios de 1872, pero no fue hasta la Conferencia Misionera de Cincinnati en 1914 donde América Latina fue dividida para su evangelización entre diferentes denominaciones evangélicas. El sureste Mexicano quedó bajo la jurisdicción de la Iglesia Presbiteriana del Norte (de EEUU) quien lo concedió a la Iglesia Reformada de América. También hubo contactos con misioneros presbiterianos de Guatemala. La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por la llegada de grupos pentecostales con una liturgia más participativa. También, han llegado otras denominaciones: adventistas, testigos de Jehová, etc.
En Chiapas, la población evangélica ha ido creciendo a un ritmo que no tiene comparación con otros estados mexicanos. Según la diócesis de San Cristóbal, en 1960 había 4.2% de evangélicos en el estado. Hoy en día, serían 23%. Del resto, 57% serían católicos romanos y 20% católicos tradicionalistas (1) o ateos. Los evangélicos representan el 40%, según varios grupos evangélicos.
El porqué del crecimiento evangélico en Chiapas
Algunos explican el crecimiento evangélico por las limitaciones prácticas del trabajo pastoral católico. El número de sacerdotes difícilmente permitió cubrir las necesidades de las miles de comunidades que conformaban la diócesis de Chiapas (que incluía a San Cristóbal de las Casas, Tuxtla Gutiérrez y Tapachula). Oscar Salinas, Vicario de Pastoral de la primera subraya: «La iglesia católica abandonó a las comunidades indígenas por 100 años. En 1857, con las leyes de reforma, […] casi todas las misiones quedaron abandonadas».
La llegada de misioneros extranjeros de la Iglesia Reformada de EEUU al principio del siglo pasado es señalado como otro factor por la formación de pastores indígenas que siguieron sus pasos. Algunos han mencionado el estilo particular de las iglesias evangélicas, distinto de la iglesia católica, para crear nuevas iglesias. Según Esdras Alonso, pastor y Presidente de Visión Aguila 2000 A.C., las curaciones durante los cultos contribuyen a la conversión. También ayuda el hecho de prohibir el consumo de alcohol (disminuyendo así los problemas sociales y familiares derivados del consumo excesivo de alcohol).
En las voces más críticas, se escucha el argumento de que, entre los años 1970 y 1980, las iglesias evangélicas fueron empujadas desde los Estados Unidos en el marco de una estrategia contrainsurgente contra la Teología de la Liberación en América Latina (que era vista como «comunista«). Cf. Documentos de Santa Fé de la era Reagan. En Chiapas, esta estrategia coincidió con el viraje en la línea pastoral de la diócesis.
La opción preferencial por los pobres de la diócesis de San Cristóbal
En 1960, el obispo Samuel Ruiz llegaba a Chiapas con la intención de ‘educar‘ a los indígenas, convencido que sólo faltaba darles zapatos y enseñarles el español para que pudieran ser felices. Sin embargo, el encuentro con los indígenas de Chiapas, el Concilio Vaticano II y posteriormente la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968) iban a trasformarle profundamente.
En 1962, la diócesis empezó un programa para capacitar a indígenas, descentralizando así la acción pastoral y arraigándola más en las comunidades indígenas. Desde entonces, se sembró las bases de un entendimiento distinto de la Biblia: la teología india (2). Hoy, la diócesis cuenta con el mayor número de diáconos indígenas en el mundo (cerca de 400) y con alrededor de 8000 catequistas (eran 700 en los años 60).
La opción para los pobres ha generado disensos dentro de la misma diócesis al dar prioridad a las comunidades indígenas sobre las cabeceras municipales (donde están las clases medias, el poder económico y político). Por ejemplo, en San Cristóbal, existe un grupo de ciudadanos de la clase media-alta (denominados «auténticos coletos» (3) quienes han criticado a Samuel Ruiz en varias ocasiones e incluso agredido físicamente a la catedral).
Primeras tensiones entre evangélicos y católicos
Entre los años 1934 y 1940, empezaron a llegar los misioneros del Instituto Lingüístico de Verano, una iniciativa evangélica que tiene un programa de traducción de la Biblia en varios idiomas. Según algunos sociólogos y antropólogos, a partir de los años 1960, esta presencia contribuyó a generar más tensiones con los católicos tradicionalistas Samuel Ruiz explica: «La agresión al culto de las imágenes [de los santos] desarticula la organización de la comunidad indígena que se aglutina, junto con sus autoridades religiosas y cívicas, en torno a las fiestas religiosas; y la predicación milenarista que anuncia la inminencia del fin del mundo incrementa los miedos opresivos del indígena».
Reconoció que «al sentirse invadidas y agredidas, las comunidades católicas reaccionaron de manera violenta, demoliendo los lugares de culto evangélico, impidiendo la construcción de otros y expulsando a los conversos».
Expulsiones: ¿por motivos religiosos?
La mayoría de los casos de expulsiones se da entre evangélicos y católicos tradicionalistas. A finales de 1970 ocurrieron las primeras expulsiones -entre ellas, la del sacerdote católico- en San Juan Chamula. Luego expulsaron a más de 30 000 indígenas convertidos a distintas iglesias evangélicas. El actual presidente municipal de Chamula argumenta que «la religión evangélica contradice la tradición del pueblo Chamula». La afirmación alude a que no permite que sus miembros participen en las fiestas tradicionales, por lo que ya no compran velas, posh (4), refrescos, etc. Esto amenaza el poder de los caciques (5) que muchas veces son también dueños de las tiendas.
En el mismo municipio, en las últimas elecciones municipales, el PAN (Partido de Acción Nacional) obtuvo cuatro regidurías (puestos en el Consejo Municipal), pero no ha podido tomar posesión de ellas. En Chamula, no se permite a nadie estar en contra de las «tradiciones«, entendiendo por éstas ser priísta y católico tradicionalista a la vez («en San Juan Chamula, se nace priísta», recalca el actual alcalde).
Si bien Chamula es un caso extremo, intereses económicos y políticos aparecen en muchas situaciones de «intolerancia religiosa». También cabe resaltar el manejo político que se hace de las expulsiones. Recientemente, varias familias evangélicas desplazadas de Plan de Ayala (Las Margaritas) retornaron a su comunidad en presencia de representantes del gobierno estatal, el que pagó indemnizaciones y les ofreció ayuda económica para reconstruir sus casas. Sin embargo, los mismos dirigentes evangélicos, como el pastor Esdras Alonso critican al gobierno por no aplicar las leyes que permiten la libre practica del culto religioso y que prevendrían las expulsiones. A cambio, en el caso de la zona Norte, donde el gobierno firmó acuerdos para el retorno de varios desplazados (en su mayoría católicos, de una organización de oposición), después de cinco años todavía no les han pagado las indemnizaciones prometidas y algunos ni han podido regresar a sus hogares.
Encono religioso y levantamiento zapatista
Debido a su opción por los pobres, la diócesis de San Cristóbal y principalmente su obispo Samuel Ruiz fueron acusados por varios sectores mexicanos (gubernamentales, empresariales, «auténticos coletos», algunos grupos evangélicos, etc.) de promover la violencia a través de la «teología de la liberación».
Ciertamente, algunos catequistas, líderes de sus comunidades se han unido a las filas zapatistas. La diócesis fue muy clara en su posicionamiento: «Comprendemos la situación subjetiva de muchos hermanos nuestros que han optado por un camino que consideramos equivocado. Merece toda nuestra comprensión este grito de angustia de quienes entregan su vida en busca de mejores condiciones […]. Como Diócesis declaramos que la violencia obstruye el camino de las soluciones verdaderas, y desde este rechazo de la violencia, queremos acompañar al pueblo» (enero de 1994). Hay también catequistas quienes apoyan las demandas zapatistas aunque se autodenominan «bases zapatistas» (civiles).
Distintos líderes evangélicos nos comentaron que al principio de 1994 se acercaron a los mandos zapatistas con la esperanza que pudieran ayudar a resolver sus problemas de expulsiones. Incluso algunos evangélicos se unieron a la lucha. Pero muchos se sintieron excluidos del proceso de mediación encabezado por Samuel Ruiz (presidente de la Comisión Nacional de Intermediación entre 1995 y 1998) ya que no había ninguna representación evangélica en la misma.
El discurso zapatista de «mal gobierno» puede haber molestado a los grupos evangélicos quienes de manera general respetan a las autoridades, basándose en la Biblia (Romanos 13-1,2) «Sometáse cada persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidos. De modo que se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, accarean condenación para sí mismos.»
Algunos grupos evangélicos también expresan dudas en cuanto a los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, pues temen que el ‘respeto de los usos y costumbres’ pueda ser pretexto para la intolerancia religiosa. Ciertamente ha habido abusos en el manejo del término (en San Juan Chamula, por ejemplo).
Divisiones, rumores y politización
Ciertamente el panorama religioso es más complejo que una sencilla dicotomía entre católicos y evangélicos. En la zona Norte existen comunidades católicas independientes que no aceptan a los sacerdotes diocesanos y que pidieron al obispo de Tabasco de enviarles «sacerdotes que no son de Chiapas y que no se meten en política». Por otro lado, el párroco de Tila Heriberto Cruz cuenta que en los últimos cinco años, 24 templos católicos fueron cerrados por la organización Desarrollo, Paz y Justicia. En la comunidad de El Limar, los católicos de dicha organización tienen sus celebraciones en el templo que se han apropiado, mientras que los de la diócesis se reúnen en la casa de una catequista. En las comunidades divididas por razones políticas, es muy común tener dos servicios religiosos católicos.
En este sentido, los rumores pueden ser también un arma muy poderosa. El ejemplo más representativo es el de la masacre de Acteal donde murieron 45 indígenas. También fue sujeta a interpretaciones religiosas, ya que en un principio, se ha manejado que las víctimas eran evangélicas. Por otra parte, en la prensa nacional e internacional, se ha querido generalizar el hecho que los perpetradores de la masacre eran evangélicos. Aunque es cierto que las víctimas eran católicas, no hay certidumbre en cuanto al credo de los victimarios. Un análisis de fondo nos permite descubrir que las razones tienen mucho más que ver con aspectos políticos y económicos.
Esperanzas para el futuro
Existen signos alentadores de diálogo, reconciliación y trabajo ecuménico desde antes del levantamiento zapatista. No es algo fácil, si partimos de las distintas interpretaciones de las palabras ‘ecumenismo‘ y ‘cristiano‘. Juan Sinclair, un pastor presbiteriano de los EEUU define el ecumenismo como «un compromiso común de buscar la unidad cristiana». Sin embargo, muchos evangélicos en Chiapas consideran que la palabra ‘ecumenismo‘ viene de la iglesia católica y no se quiere acercar a ello. Por su parte, los evangélicos usan la palabra «cristianos» para autodenominarse, no siempre incluyendo a los católicos.
Es más fácil encontrar aspectos comunes entre las iglesias fijándose más en las necesidades de la gente que en los discursos teológico-pastorales. Por ejemplo, desde 1992, la diócesis de San Cristóbal comenzó un programa de apoyo a los expulsados de Chamula. Una hermana preguntó a Samuel Ruiz «¿Cómo voy a empezar este trabajo si yo soy católica y ellos evangélicos?». «Sólo tienes que amarles» le respondió. Pronto se juntaron dos programas : Syjac (en tzotzil, ‘sirviendo a nuestro pueblo’) y Habitat por la Humanidad. Juntos construyeron más de 250 casas para los expulsados y 2000 para los evangélicos que retornaron a Chamula. En más de una ocasión, los evangélicos han defendido a Samuel Ruiz (por ejemplo de los ataques de los ‘auténticos coletos’).
La organización ORIACH (Organización de Representantes Indígenas de los Altos de Chiapas) es otro ejemplo de trabajo ecuménico, donde los indígenas adventistas, presbiterianos, pentecostales y católicos se unieron para luchar por las mismas necesidades : regreso a su tierra y democratización interna de los pueblos indígenas.
El proyecto de traducción de la Biblia al tzotzil unió a presbiterianos y a católicos de Chenalhó alrededor de una necesidad común. El proyecto tardó más de diez años (se terminó en 1998) y trabajaron juntos a tiempo completo dos pastores presbiterianos y dos catequistas católicos.
Desde diciembre de 1997, otro proyecto que busca responder a un nivel más de base es la Escuela Bíblica de Formación Integral, una escuela ecuménica que ofrece cursos a alumnos de diferentes confesiones cristianas, a partir de necesidades comunes: salud, derechos humanos, resolución de conflictos, etc. (Ver Informe de SIPAZ, Agosto 1998, Año 3, No.3)
La religión, recurso para la paz
Más que una fuente de conflictos, la religión puede propiciar el acercamiento. El trabajo ecuménico y la reconciliación son posibles, como lo dice el misionero de la Iglesia Reformada, Rene Sterk, cuando la gente está dispuesta a recibir y reconocer al ‘otro‘ como su hermano en Cristo y a romper con el estereotipo del supuesto enemigo, sobre todo entre indígenas de un mismo pueblo. Para llegar a la reconciliación, habrá que asumir cada quien su responsabilidad y pasar antes por la verdad, la justicia y la paz.
… … …
- (1) Los católicos tradicionalistas (o costumbristas) son los que usan de manera sincrética elementos del catolicismo en su cosmovisión maya y que, en mayoría de los casos, no reconocen la autoridad de la iglesia católica romana. (Volver)
- (2) La misma diócesis no habla de «teología de la liberación» sino de «teología india». La teología de la liberación es una lectura bíblica desde el lugar de los oprimidos y que usa de las ciencias sociales herramientas para analizar la realidad. Fue desarrollada en América Latina en la década de los años 1960-1970. Según el documento del III Sínodo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, la teología india se define como «una teología que busca reconocer la presencia y acción de Dios […] que se manifiestan en la vida, en la palabra y en la sabiduría de los antepasados en las diferentes culturas». (Volver)
- (3) Habitantes de San Cristóbal de las Casas que se consideran a si mismos descendientes directos de la reyesa española. (Volver)
- (4) Bebida alcohólica regional. (Volver)
- (5) Líderes tradicionales en las comunidades indígenas (Volver)