ACTUALIDAD: México – Fuertes sismos sacuden el país
04/12/2017ARTÍCULO: Terremotos – La admirable movilización de la sociedad civil
04/12/2017“Cuando se haya talado el último árbol,
contaminado el último mar y muerto el último pez,
el hombre se dará cuenta que el dinero no se come”.
Sabiduría Indoamericana
La conservación, recuperación y cuidado de los bienes naturales nos concierne a todos, sin diferencia de país, continente, ocupación, clase social, raza o religión: LA TIERRA NO AGUANTA MÁS. Nuestro Planeta está siendo saqueado, explotado y dañado con excusas tan “loables” como: el desarrollo, paliar el hambre, mejorar las condiciones de vida de campesinos y sus familias, etc… La esperanza del planeta, en estos momentos, depende de la conciencia de las y los ciudadanos, y en ello, nos puede inspirar el compromiso ancestral de los pueblos originarios en el cuidado de la “Madre Tierra”.
Después de la II Guerra Mundial el capitalismo lanzó la llamada Revolución Verde, nombre atractivo que finalmente se concretó en cambios tecnológicos en la producción agrícola, como la utilización de pesticidas, insecticidas y abonos químicos, introducir cambios genéticos en las plantas, fumigación aérea con agrotóxicos, trabajar con maquinarias que poco a poco fueron sustituyendo o aliviando el trabajo de los campesinos o agricultores pero deforestando extensiones cada vez más grandes.
Tenemos que reconocer que esto trajo consigo el aumento del Producto Interior Bruto (PIB) de los países y del mundo. Sin embargo, estos cambios tuvieron efectos dañinos sobre la salud humana tanto de los consumidores como de los campesinos, la fertilidad del suelo y los ecosistemas.
Los plaguicidas, “serias consecuencias ambientales”
Según la FAO el término «plaguicida» comprende todos los productos químicos utilizados para destruir las plagas o controlarlas. En México, están registrados comercialmente 186 plaguicidas altamente peligrosos que contienen sustancias cancerígenas y que han sido prohibidos en Europa o, no se venden en otros países porque las empresas que los comercializan se negaron a seguir invirtiendo en pruebas que dejen claro cuáles son sus efectos, según un comparativo de la Red de Acción sobre Plaguicidas y sus Alternativas en México (RAPAM).
Recordemos que la FAO tiene como mandato mejorar la nutrición, elevar los niveles de vida, así como promover el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria. Según su informe de 1997, “hay pruebas abrumadoras de que el uso agrícola de los plaguicidas tiene importantes efectos en la calidad del agua y provoca serias consecuencias ambientales” .
Entre ellos se encuentra el Glifosato. Es el herbicida más usado a nivel mundial y se utiliza desde los años ‘90. Según Greenpeace México, fue creado por Monsanto bajo el nombre de Rounddup y su uso se ha incrementado en toda América a raíz del desarrollo de cultivos transgénicos como la soya, el maíz y el algodón. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que puede causar cáncer en personas y animales, ha sido detectado en el aire y también en el agua y alimentos además de en la sangre y orina de los trabajadores agrícolas. Tiene un costo ambiental muy alto ya que daña la tierra y al filtrarse afecta la calidad del agua potable y la vida animal acuática. La Universidad de Indiana (EUA) desarrolló un estudio que evidencia que el Glifosato también afecta al embarazo y al desarrollo de los embriones.
Los transgénicos, resultados sólo con uso de agroquímicos
Otro elemento de cambio ha sido el desarrollo de los transgénicos. Un transgénico (organismo genéticamente modificado u OGM) es un ser vivo creado artificialmente con una técnica que permite insertar a una planta o a un animal genes de virus, bacterias, vegetales, animales e incluso de humanos. El objetivo teórico es mejorar la producción de alimentos. De seguro, ha permitido lograr mayores ganancias para empresas como Monsanto, Bayer, Syngenta, Pioneer y Dow Agroscience, que al desarrollar estos organismos tratan de controlar los granos básicos que alimentan a la humanidad como maíz, soja, canola, algodón, sorgo, arroz y trigo . Las semillas que son modificadas genéticamente dan un rendimiento mayor pero, para ello necesitan unos determinados insumos: abonos químicos, pesticidas, herbicidas y asegurar el regadío.
En Chiapas, según datos de la Secretaría del Campo del Gobierno del Estado, actualizados en 2016, el gobierno repartió en 4 años 663,538 paquetes tecnológicos, con un promedio anual de 165,884 cuya inversión alcanzó 673 millones 762 mil pesos. Estos paquetes se componen de bomba aspersora, dotación de agroquímicos, fertilizantes y semillas de maíz modificadas, que son entregadas a los campesinos a fondo perdido desde el “Programa maíz sustentable”, generando dependencia tanto de los paquetes agroquímicos como del apoyo gubernamental. Para la mayoría de los campesinos romper con la dependencia de los herbicidas y fertilizantes es prácticamente imposible, pues, resulta inviable trabajar la tierra sin ellos después de usarlos, por lo menos a corto plazo.
Por otro lado, la Revolución verde abrió paso a la patente de semillas modificadas y no modificadas dando el poder a las transnacionales de poseer y controlar una especie en la tierra. Tan sólo 10 empresas dominan el 95% del mercado mundial de semillas comerciales. Según Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración), con oficinas en Canadá, Filipinas, México y Estados Unidos, la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas (LFPCCS) de 2007, otorga «certidumbre» a las transnacionales semilleras de que podrán perseguir legalmente a cualquier agricultor que ellas consideren que usa sus «invenciones» sin pagarles (sean semillas híbridas o transgénicas). La ley establece que la certificación de semillas la harán empresas privadas. Por otro lado, hay quienes consideran que dicha ley sólo se está implementando de manera parcial, pues llevaría a México a una nueva Revolución por la situación que generaría en el campo.
Maíz en riesgo
Consideraciones biológicas a parte, el maíz es considerado por los Pueblos Originarios de México y por todos los mayas, como el origen de la vida, como un regalo de Dios. En concreto, el relato de la creación del hombre en el Popol Vuh, se basa en el maíz y sus colores del cual nacen los hombres verdaderos. Hace aproximadamente 10 mil años, el hombre mesoamericano encontró que podía hacer híbridos con una gramínea de forma cónica, conformada por diversos granos, y que nacía de manera silvestre: el teocintle (que en náhuatl significa grano de Dios), lo domesticó y dio paso al maíz, base alimenticia de México hasta nuestros días.
Aquí se encuentran 59 de sus razas, por lo que este país es su reservorio genético, ya que al cultivar maíz transgénico se reduciría la producción de grano criollo, que se encontraría en riesgo de contaminarse y de extinguirse, siendo una tragedia en términos de biodiversidad y soberanía alimentaria.
Desde el Instituto de Estudios e Investigación Intercultural (INESIN), nos compartieron la importancia para los pueblos en Chiapas, para quienes las semillas están vivas porque son generadoras de vida, en contra posición a las semillas híbridas y transgénicas que son incapaces de seguir transmitiendo vida de cosecha en cosecha. Son ofrendas y en ellas se preserva la identidad cultural, porque en ellas está conservada la historia de los ancestros, al ser guardada generación tras generación. El maíz se convierte, por tanto en un regalo de los pueblos antiguos para el mundo.
La deforestación, otro factor de riesgo
Otro elemento en las afectaciones es la disminución de los bosques. Es una problemática internacional y como menciona Rockström “Las causas de la deforestación en todo el mundo se relacionan con el incremento poblacional y con el cambio de uso del suelo de la cobertura vegetal original a terrenos agropecuarios”. En México a pesar de contar con grandes extensiones de bosques según Greenpeace, “el ritmo de deforestación que padece México es uno de los más intensos del planeta. De acuerdo con el Instituto de Geografía de la UNAM, cada año perdemos 500 mil hectáreas de bosques y selvas.” El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Publica (CESOP) mencionó que “México ocupa uno de los primeros lugares en tasas de deforestación en el mundo cerca de 1,98 millones de hectáreas por año.”
En México, el cambio de uso de suelo para convertir los bosques en potreros o campos de cultivo es la principal causa de deforestación a nivel nacional. Un ejemplo, es la Selva Lacandona en Chiapas, donde tuvo lugar cerca del 6% (142.000 hectáreas) de las pérdidas de la cobertura arbórea en México, entre 2000 y 2012. En esta región, el número de localidades aumentó en 8,9% de 958 a 1.043 localidades entre los años 2000 y 2010. De igual manera, el número de habitantes incrementó un 24,4% de 156.990 a 195.231 habitantes (INEGI 2001 y 2011). Este crecimiento poblacional ha contribuido al proceso de pérdida de cobertura arbórea en la región.
La tala clandestina es uno de los principales factores en la Selva Lacandona y en México. De acuerdo a Greenpeace México se estima que el 70% del mercado nacional de madera tiene procedencia ilegal. Las cifras de la Procuraduría de Protección Federal al Ambiente (PROFEPA) muestran que entre “30 y 50% de la madera que se produce en México es de procedencia ilícita.” Esto quiere decir que de cada diez árboles talados, aproximadamente cuatro están cortados en una manera ilegal. Este comercio es muy lucrativo y tiene el valor de 2.650 millones de pesos al año.
Una de las grandes razones es porque las regulaciones son excesivas y obtener el permiso tiene altos costes para una plantación comercial. Los productores que quieran trabajar según la ley, están en desventaja porque no pueden competir con los precios más bajos de la tala ilegal, aunado a la errónea aplicación de las políticas públicas y legislaciones ambientales sin castigo. Otras causas son: la necesidad de espacio para la urbanización relacionado con proyectos turísticos o para construir casas y muebles.
Otro factor que ha intensificado la deforestación en la Selva Lacandona son las inversiones en monocultivos, por ejemplo a partir del 2005, la Unión Europea impulsó plantaciones de palma africana bajo el Proyecto de desarrollo Social Integral y Sostenible en la Selva Lacandona (PRODESIS) , incluso en la zona de amortiguamiento de la Selva Lacandona y de la Reserva de la Biosfera Montes Azules. Además, el actual gobernador de Chiapas, se comprometió a plantar 100 mil hectáreas de palma africana durante su administración. El investigador León Enrique Ávila, especialista en palma africana y profesor de la Universidad Intercultural de Chiapas, mencionó en una entrevista con Animal Político que la siembra de Palma en Chiapas no incluye un control ambiental efectivo.
Otro problema global es la pérdida de los ecosistemas que conlleva la pérdida de biodiversidad en estos ecosistemas. Según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), en el año 2010, había 895 especies amenazadas y 476 especies en peligro de extinción en México.
La deforestación también tiene relación con el cambio climático. Los suelos de los bosques son húmedos pero se pueden secar rápidamente sin la sombra de las copas de los árboles que ayudan al ciclo del agua, devolviendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin árboles que realicen ese papel, muchas selvas y bosques pueden convertirse rápidamente en pedazos de tierra seca. Además, las raíces de los árboles cohesionan el suelo. Por esta razón talarlos en regiones montañosas incrementa el riesgo de corrimientos de tierras y amenaza las vidas de quienes residen cerca. Finalmente, los árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos bosques significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y una mayor velocidad y gravedad del cambio climático.
Nuevamente, la problemática es muy compleja y no existen soluciones mágicas para resolver el problema. La más factible es administrar cuidadosamente los recursos forestales eliminando la tala rasa para garantizar que los bosques permanezcan intactos. Esto con una regulación correcta, sin corrupción. Aunque no todos están de acuerdo, la solución a través de la reforestación con árboles es una opción. Una crítica a esta opción es que no aborda directamente la deforestación de fondo y sólo intenta “compensar” o “reponer” la pérdida de bosques, según Greenpeace México “la mejor opción es apoyar el Buen Manejo Forestal que hacen miles de comunidades y ejidos en todo México.” Así los recursos están administrados por las comunidades y ejidos que conocen la importancia de sus recursos naturales y como conservarlos. Un ejemplo son, las empresas forestales comunitarias que generan empleo y las ganancias pueden destinarse a obras de beneficio común.
Contaminación y responsabilidad compartida
La humanidad ha tenido importantes avances gracias a la tecnología, desde Edison y su bombilla capaz de alumbrar por más de 1.500 horas, hasta avances tecnológicos en medicina, por ejemplo, que permiten vivir a personas sin problema con un aparato en su corazón que regula sus latidos por años. Ahora bien, como sociedad consumidora de tecnología debemos ser conscientes de que nuestros gestos cotidianos causan daño al medio ambiente, por ejemplo, cuando desechamos aparatos electrónicos, sólo por ser obsoletos, nos convertimos en cómplices y causantes directos de la contaminación de nuestro planeta. Según Eco2site “los aparatos electrónicos provocan una enorme contaminación, debido al tipo de sustancias que se utilizan en su fabricación. Frecuentemente se emplean dos grupos de sustancias que son nocivas para la salud humana, para el agua, el suelo y el ambiente en general: los compuestos orgánicos policromados, llamados también retardadores de flama y metales pesados como plomo, mercurio, cadmio y cromo. Además de oro y arsénico”
Se ha reportado que la contaminación del agua con materiales tóxicos como el plomo, cadmio o mercurio es hasta 190 veces más alta que la aceptada por la Organización Mundial de la Salud. Contaminar el agua es contaminar la vida misma. Todo el ciclo biológico, reproductivo y alimenticio del hombre, los animales y el mar queda profundamente afectado. En la actualidad, todos los mares del mundo están afectados por los derrames de petróleo por ejemplo. Hoy existen islas de plástico en los océanos del tamaño de la República Mexicana, con millones de toneladas de desechos flotando.
La situación de contaminación de los ríos en Chiapas es un problema que se ha agravado año tras año, por diferentes causas entre ellas la descarga de aguas negras en ríos y arroyos, la falta de conciencia de la población y las insuficientes y deficientes acciones de las autoridades responsables de atender esta problemática.
El director general de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) Frontera Sur, Marco Antonio Parra Cota informó que en Chiapas se tienen identificados 135 puntos de descargas de aguas negras, mismos que afectan el 79% de ríos y arroyos pertenecientes a la entidad chiapaneca, donde se ven involucrados cerca de 82 municipios. Reconoce que: “Desafortunadamente en Chiapas, solo nueve municipios tratan las aguas negras o una parte de ellas, por lo que cerca del 30% de la población se encuentra en peligro de padecer infecciones gastroentéricas debido a la mala calidad del agua”.
Oxfam establece diversas causas que explican la contaminación de la atmósfera, entre ellas: extracciones mineras, uso de pesticidas en las actividades agrícolas, industrialización excesiva, quema de combustibles y la deforestación. Algunas de ellas tratadas desde este enfoque. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire representa un importante riesgo para la salud. Asegura que mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire los países pueden reducir la morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. Afirma que cuanto más bajos sean los niveles de contaminación del aire mejor será la salud cardiovascular y respiratoria de la población, tanto a corto como a largo plazo.
Para algunos Pueblos Nativos de América del Norte, si no estás conectado espiritualmente con la Tierra y no comprendes la realidad espiritual de cómo vivir en ella, es probable que no sobrevivas. Más del 95% de nuestro cuerpo es agua, para tener buena salud se debe beber una buena cantidad y calidad de agua, por lo que el agua es sagrada. Así también el aire es sagrado. El árbol respira lo que nosotros exhalamos y respiramos lo que él exhala, así que cuando la tierra, el agua, la atmósfera es corrompida, creen que la tierra reaccionará, ya que La Tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a La Tierra.
Destacamos sólo algunas iniciativas llevadas a cabo en Chiapas, como el Congreso de la Madre Tierra celebrado en la comunidad de La Candelaria, en septiembre y promovido por la Pastoral de la Tierra de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, donde se analizaron las causas y consecuencias que están directamente involucradas en la crisis del Planeta y se aportaron soluciones concretas y factibles desde el desarrollo de planes comunitarios en las diferentes regiones.
Otras asociaciones civiles, como Desarrollo Económico y Social de los Mexicanos Indígenas, (DESMI, A.C), acompañan procesos y comunidades reivindicando al campesino. Desde un enfoque agroecológico, que sea sostenible en el tiempo y que evite la dependencia hacia el gobierno para conseguir sus insumos o hacia las agroveterinarias al comprar todo lo necesario para seguir produciendo. Basándose en una economía solidaria que fortalece la cohesión comunitaria y la vinculación.
En algunas ciudades como San Cristóbal de las Casas o Tuxtla Gutiérrez en Chiapas, se promueven tianguis orgánicos en los que se relacionan directamente productores y consumidores interesados en el consumo de productos libres de químicos y respetuosos con el medio ambiente.
¿Seremos capaces como humanidad de cambiar nuestro estilo de vida, producción y consumo por nuestro bien y el de las generaciones futuras?