Actividades de SIPAZ (Mayo a Agosto de 2003)
29/08/20032003
31/12/2003«Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin importar las fronteras del mapa o del tiempo»
El derecho al delirio. Eduardo Galeano
El próximo mes de enero se cumplirán diez años desde el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Una década en la que comunicados, consultas, marchas, foros y encuentros han configurado un nuevo pensamiento ético-político que ha tenido una fuerte influencia no sólo en México sino también a nivel internacional.
Queremos aprovechar este acontecimiento para reflexionar sobre el proceso que se ha desarrollado desde el ’94 y los frutos que ha parido el diálogo entre este movimiento político-social y la sociedad civil nacional e internacional.
El neozapatismo: nueva ética política
El discurso político del EZLN acompañado de poesía, cuentos, ironía y realidad sorprendió a una escena política nacional e internacional en una coyuntura de desesperanza y desaliento.
En dichos comunicados se fusionan las distintas raíces culturales de México con las del mundo. Se reivindica una sociedad en la que imperen la democracia, la libertad y la justicia, fundamentadas a su vez en la dignidad humana. Estas palabras consideradas por ellos «las primeras de todas las palabras y de todas las lenguas», son redefinidas a la luz de su propia cosmovisión:
» justicia no es dar castigo, es reponerles a cada cual lo que merece y cada cual merece lo que el espejo le devuelve: él mismo. El que dio muerte, miseria, explotación, altivez, soberbia, tiene como merecimiento un buen tanto de pena y tristeza para su caminar. El que dio trabajo, vida, lucha el que fue hermano, tiene como reconocimiento una lucecita que le alumbre siempre el rostro, el pecho y el andar.
libertad no es que cada uno haga lo que quiere, es poder escoger cualquier camino que te guste para encontrar el espejo, para caminar la palabra verdadera. Pero cualquier camino que no te haga perder el espejo. Que no te lleve a traicionarte a ti mismo, a los tuyos, a los otros.
democracia es que los pensamientos lleguen a un buen acuerdo. No que todos piensen igual (…). Que la palabra de mando obedezca a la palabra de la mayoría, que el bastón de mando tenga palabra colectiva y no una sola voluntad. Que el espacio refleje todo, caminantes y camino, y sea, así, motivo de pensamiento para dentro de uno mismo y para afuera del mundo.»
(La historia de las palabras. El Viejo Antonio)
El sociólogo francés Yvon Le Bot habla del «sueño zapatista»; el investigador Guillermo Michel, de «Utopía zapatista«, retomando la definición de Paulo Freire para quien la utopía es «el acto de denunciar la estructura deshumanizante y de anunciar la estructura humanizante» (MICHEL, 2001:122). Explican que los zapatistas desde el Sur del Sur se convirtieron en una voz de denuncia y un espejo de las injusticias que se estaban padeciendo en Chiapas y otras partes del planeta; al mismo tiempo, anunciaron la posibilidad de crear una alternativa a través de la organización y unión de todos aquellos que desean «otro mundo posible»: «En nuestros sueños hemos visto otro mundo. Un mundo verdadero, un mundo definitivamente más justo que en el que ahora andamos. Vimos que en este mundo no eran necesarios los ejércitos, que en él eran la paz, la justicia y la libertad tan comunes que no se hablaba de ellas como cosas lejanas, sino como quien nombra pan, pájaro, aire, agua, como quien dice libro y voz. (…) Y en este mundo era razón y voluntad el gobierno de los más, y eran los que mandaban gente de bien pensar; mandaban obedeciendo, no era ese mundo verdadero un sueño del pasado, no era algo que venia de nuestros antepasados. Era de adelante que venia, era del siguiente paso que dábamos. Así fue que nos echamos a andar para lograr que ese sueño se sentara a nuestra mesa, iluminara nuestra casa, creciera en nuestras milpas, llenara el corazón de nuestros hijos, limpiara nuestro sudor, sanara nuestra historia y para todos fuera.»
La democracia entendida como consenso y participación colectiva es reivindicada y expresada en el principio del «mandar obedeciendo»: «Es razón y voluntad de los hombres y mujeres buenos buscar y encontrar la manera mejor de gobernar y gobernarse, lo que es bueno para los más, para todos es bueno. Pero que no se acallen las voces de los menos, sino que sigan en su lugar, esperando que el pensamiento y el corazón se hagan común en lo que es voluntad de los más y parecer de los menos» (comunicado 27 de febrero de 1994).
La novedad en el ámbito de los derechos fundamentales radica en exigir el derecho de participación de tod@s respetando a su vez el derecho a la diferencia ya sea esta de carácter étnico, la preferencia sexual, la clase social, la edad o el género. Se defiende un mundo en el que quepan todos los mundos. En los primeros comunicados se reconocen las diferentes luchas que se dan en todo el estado mexicano y lanzan una propuesta «Queremos que los pasos de todos los que caminan con verdad, se unan en un solo paso» (comunicado CCRI-CG EZLN, 25 de enero de 1994).
Trazando caminos entre sueños y palabras
Desde el levantamiento zapatista, la sociedad civil nacional e internacional se convirtió en la «señora» interlocutora del EZLN. Debemos recordar que el alto al fuego decretado por el gobierno federal en 1994 se debió en gran parte a las multitudinarias manifestaciones en México y en otras ciudades del mundo.
En México, la sociedad civil surgida en torno a las catástrofes sísmicas de 1985 y más tarde frente al fraude electoral de 1988, representaba una colectividad plural, diferenciada de los partidos políticos y del gobierno, deseosa de una verdadera democratización del estado mexicano en la que ella jugara un papel protagonista.
La relación epistolar durante el primer año del alzamiento es amplia: «El EZLN tiene la costumbre de emitir comunicados para fijar sus posiciones sobre puntos diversos. Esto lo hacemos así para que el pueblo mexicano, lo que ahora se llama sociedad civil, conozca nuestro pensamiento directamente de nuestro corazón» (comunicado 5 de mayo de 1994).
En estas cartas empieza a trazarse también la forma de solidaridad que quieren establecer con las organizaciones no gubernamentales (ONG), los sindicatos, las mujeres, los estudiantes, las organizaciones campesinas e indígenas independientes, etc. Así encontramos en la carta de respuesta a los estudiantes de la UNAM esta advertencia: «No queremos que vengan a ‘grillarnos’ a ‘jalarnos’ a una u otra corriente política. (…) Pueden venir y enseñarnos y aprender» (comunicado 12 de febrero de 1994).
El primer diálogo entre la sociedad civil nacional y el EZLN se dio en la Convención Nacional Democrática (1994) y para ello se construyó en La Realidad, el primer Aguascalientes Zapatista concebido, precisamente, como lugar de encuentro entre la sociedad civil nacional e internacional y los zapatistas. Más tarde se configurarían cuatro Aguascalientes más: La Garrucha, Oventik, Morelia y Roberto Barrios.
Amado Avendaño fue nombrado en diciembre de 1994 Gobernador de la sociedad civil «en rebeldía» y permaneció como tal hasta el año 2000. En 1995 se celebró la Consulta Nacional e Internacional por la Paz convocada por el EZLN. Más de un millón de personas respondieron, demostrando la preocupación de la opinión pública por Chiapas y pronunciándose a favor de que el EZLN se transformara en una fuerza política pacífica e independiente. Y de hecho, se fue modificando la estrategia zapatista.
En 1995, se iniciaron los Diálogos de San Andrés entre el gobierno federal y el EZLN, donde parte de la sociedad civil participó como asesora del EZLN y también formando cordones de seguridad para salvaguardar a los participantes. Las propuestas zapatistas que dieron lugar a los Acuerdos de San Andrés (ASA) sobre Derechos y Cultura Indígena recuperaban los consensos del Foro Nacional Indígena. En dicho foro se decidió conformar el Congreso Nacional Indígena que hoy en día sigue aglutinando a gran parte de los pueblos indígenas de México. El Foro sobre la Reforma del Estado (1996) perseguía conseguir acuerdos entre el EZLN y la sociedad civil nacional para presentarlos en la Mesa de diálogo 2 sobre Democracia y Justicia.
En la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona, se convocó a la sociedad civil a la formación del Frente Zapatista de Liberación Nacional con el objetivo de continuar la lucha política a través de la constitución de una fuerza política independiente.
Interrumpido el Diálogo de San Andrés desde finales de 1996, se realizó la Marcha de los 1.111 (zapatistas) para asistir a la II Asamblea del CNI en México y poder reivindicar el cumplimiento de los ASA. Para la preparación de la Consulta por el Reconocimiento de los Derechos y Cultura Indígenas y por el Fin de la Guerra (1999) se celebró previamente el Encuentro EZLN-Sociedad Civil en San Cristóbal de Las Casas.
La llegada de un nuevo presidente tras las elecciones de 2000 propició lo que ha representado la última movilización y encuentro con la sociedad civil nacional fuera del territorio zapatista: la «Marcha del Color de la Tierra». Esta llevó a parte de la comandancia zapatista y el subcomandante Marcos de visita por diferentes estados mexicanos para exponer las razones por las que exigían como condición para reanudar el diálogo con el gobierno la aprobación de la denominada Ley COCOPA (propuesta de reforma constitucional sobre derechos y cultura indígena que recoge los principales consensos de los ASA).
Durante el mes de agosto pasado, los municipios autónomos zapatistas convocaron a toda la sociedad civil nacional e internacional a la muerte de los «Aguascalientes» y al nacimiento de los «Caracoles» con el objetivo de mejorar las relaciones con la sociedad civil nacional e internacional.
De lo local a lo global: un viaje de ida y vuelta
El puente trazado entre la sociedad civil y el EZLN tiene un doble carril por donde circulan las propuestas y las respuestas en un viaje de ida y vuelta.
A través de Internet se empezaron a crear los vínculos entre la lucha neozapatista y los colectivos e individuos que leían sus propuestas desde cualquier parte del mundo. Las manifestaciones de solidaridad desde el exterior de México sucedieron desde el mismo levantamiento con sendas manifestaciones el día 14 de enero en Madrid y París.
Más tarde la sociedad civil internacional fue convocada a participar en el Primer Encuentro Continental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (4-8 abril 1996), preparatorio del posterior Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo del 26 de julio al 8 de agosto de 1996 (conocido también como «Intergaláctico»).
Desde las discusiones se propusieron entre otras, la creación de una red de abajo hacia arriba: local, estatal, nacional e internacional y la construcción de organismos o nudos de esa red que funcionen por consenso y manden obedeciendo. A nivel económico se apostó por construir una alternativa económica a partir de la recuperación de principios básicos como la dignidad, la solidaridad, la autogestión, la diversidad y la cooperación centrados en las necesidades humanas integrales. También se decidió vincular las luchas por la democracia y los derechos de ciudadanía del llamado Primer Mundo con las luchas por la autonomía de los pueblos indios.
Numerosas propuestas fueron apropiadas y continuadas por la sociedad civil internacional. De este modo el I Encuentro Continental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo tuvo una segunda sesión en Brasil, y el II Encuentro Intercontinental se celebró en julio de 1997 en España.
Pero más allá de los encuentros o foros puntuales se empezó a constituir una red permanente de colectivos solidarios con la lucha zapatista a través de las denominadas Plataformas de Apoyo o Solidaridad Zapatista, o mediante hermanamientos con municipios autónomos zapatistas. El año pasado desde Madrid se anunció la constitución de un Aguascaliente permanente a semejanza de los existentes en territorios zapatistas, para poder crear un lugar de reunión y encuentro entre quienes desean construir otro tipo de política en aquella sociedad.
La convivencia de observadores internacionales durante semanas o meses en los campamentos de observación civil existentes en diferentes municipios autónomos ha permitido establecer verdaderos intercambios interculturales. No es de extrañar, por tanto, que en el comunicado «Chiapas la treceava estela» se reconozca constantemente que todo lo edificado hasta ahora no ha sido fruto solo de las bases de apoyo zapatistas sino también de la sociedad civil nacional e internacional.
La globalización de la esperanza
Desde hace tres años viene celebrándose el Foro Social de Porto Alegre como un espacio en el que se ha buscado construir una alternativa económica, política, social y cultural que permita la inclusión de los millones de marginad@s existentes en el mundo por diferentes causas.
Desde Seattle, Washington, Davos, Melbourne, Quito, Belem do Parà, Roma, Venecia, Praga, Estambul, Porto Alegre, Cancún, Quebec, Génova, los zapatistas expresan... «…somos los mismos ustedes. (…) Detrás de nuestros pasamontañas está el rostro de todas las mujeres excluidas. De todos los indígenas olvidados. De todos los homosexuales perseguidos. De todos los jóvenes despreciados. De todos los migrantes golpeados. De todos los presos por su palabra y pensamiento. De todos los trabajadores humillados. De todos los muertos de olvido. De todos los hombres y mujeres simples y ordinarios que no cuentan, que no son vistos, que no son nombrados, que no tienen mañana» (Comunicado de la comandante Mayor Ana Maria 27 de julio de 1996).
Hay quienes consideran que las resistencias a la globalización a escala mundial se inauguran en las protestas frente al encuentro ministerial de la Organización Mundial del Comercio en Seattle en 1999. En cambio, la periodista Naomi Klein (autora de No logo) va más atrás y señala que el inicio de la lucha antiglobalización o «altermundistalista» está en el 1 de enero de 1994, con el levantamiento zapatista (La Jornada, 18 de mayo de 2002). Coincide con Ignacio Ramonet para quien la rebelión zapatista constituye la primera insurrección contra la mundialización (RAMONET, 2001: 24). En este mismo sentido González Casanova afirmó en el II Foro Social de Porto Alegre que las protestas de Seattle serían impensables sin el levantamiento armado de 1994. La coincidencia de la rebelión armada con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte reflejaba la inconformidad con una política alejada de la participación y de los intereses de los pueblos indígenas, que además influiría perjudicialmente en los precios del campo, empobreciendo de forma más creciente a un campesinado incapaz de competir con los precios de los campesinos norteamericanos.
El Subcomandante Marcos afirmó recientemente: «no pensamos que [el movimiento antiglobalización] sea un movimiento lineal, con antecedentes y consecuentes, ni que tenga que ver con situaciones geográficas y de calendario, de decir que primero fue Chiapas, luego Seattle y después Génova o ahora Cancún» (Muñoz Ramírez, 2003: 287).
Definió el neozapatismo como «el síntoma de algo más que está pasando en Sudamérica, en Norteamérica, Europa, Asia, Africa y Oceanía, (…) el síntoma de que las bolsas que han estado aisladas y olvidadas están luchando por abrirse, por romperse y tratar de encontrarse unas con otras para acabar con este mundo de bolsas de valores y de bolsas de las otras, de bolsas de olvido» («Unas palabras sobre nuestro pensamiento«).
Lo cierto es que el movimiento altermundialista se ha ido consolidando y desarrollando progresivamente, pasando de ser un movimiento contestatario a ser también propositivo y constructivo. Tiene como principales rasgos la pluralidad y la heterogeneidad, defendiendo la política construida «desde abajo», combinando la transgresión y la confrontación directa con una voluntad de acción participativa. Representa la defensa de la universalización de los derechos humanos, superando las soberanías nacionales, pero también fuera de las instituciones creadas por los propios órganos representativos estatales.
Desde la necesaria construcción de una paz positiva en territorio chiapaneco, SIPAZ se fundamenta en esta convicción de reconocer en el rostro del otro, el del uno mismo partiendo de la pertenencia a una misma humanidad. Representamos un puente de doble dirección, que permite un viaje de lo local a lo global, dando visibilidad al conflicto chiapaneco en el exterior, pero también de lo global a lo local, a través de nuestra presencia que representa las miradas de las organizaciones y las personas que desde otros lugares del planeta desean seguir presentes en este territorio mostrando su preocupación por la permanencia de un conflicto que continua sin resolverse.
BIBLIOGRAFÍA
- La Jornada, Chiapas: el alzamiento, México, La Jornada, 1994
- Ramonet Ignacio, Marcos, La dignidad rebelde, Valencia, Cybermonde, 2001
- Le Bot, Yvon, El sueño zapatista, Barcelona, Anagrama, 1997
- Subcomandante Marcos, Relatos del Viejo Antonio, México, Centro de Información y Análisis de Chiapas, 1998
- Michel Guillermo, «Votán Zapata. Filísofo de la esperanza, México, Rizoma, 2001
- Muñoz Ramírez, 20 y 10, El fuego y la palabra, México, La Jornada, 2003
- EZLN, Documentos y Comunicados, Ediciones Era, 1997