1995
03/02/2000SUMARIO: Acciones Recomendadas
31/05/2000ENFOQUE: «Ya no nos callamos…»
Promotores y Defensores de derechos humanos de las comunidades indígenas de Chiapas
En las comunidades indígenas de Chiapas, ser un promotor de derechos humanos más que una distinción es un servicio. La grave situación de violación a los derechos humanos en esta entidad y la aparente incapacidad del gobierno de responder a ello hacen de este servicio un desafío urgente. El concepto de derechos humanos como el consecuente trabajo de los llamados «Promotores/Defensores de Derechos Humanos» es relativamente nuevo en las comunidades. Como dice Rodrigo (promotor en la región de Ocosingo): «Cuando empecé no entendía nada sobre el derecho mexicano, las garantías individuales. El cambio que entiendo con nuestros antepasados es que ellos lucharon por el derecho a la tierra, pero no por otros derechos como el libre tránsito, el derecho de la mujer, el derecho a la vida o a la libertad. En nuestras comunidades, cuando empezamos, los viejos estaban espantados, luego emocionados y decían: ‘qué bien que ahí están los derechos humanos’.»
Sergio (promotor en la región de Ocosingo) agrega:
«nuestros padres no sabían ni leer, ni escribir. Andaban cerrados los ojos. Escuchaban a sus patrones, los finqueros, los ricos. Ellos les enseñaban a trabajar para que coma el patrón. Trabajaban como mozos. Había mucho sufrimiento. Ahorita hay un cambio grande. Ya sabemos más o menos hablar el español, ya tenemos terrenos donde comer y vivir. Pero el gobierno no nos deja la libertad de solicitar un pedazo de tierra más para nuestros hijos. Pero ahora conocemos los artículos de la Reforma agraria y podemos defendernos.»
Siendo indígenas y viviendo en zonas de conflicto, estos promotores y defensores encuentran muchas barreras para poder desarrollar su trabajo: el racismo, el hostigamiento y las amenazas son parte integral de su cotidianidad.
Llegar a «abrir los ojos»
Con una escolaridad que en promedio no llega al tercer año de primaria, se estima que existen actualmente alrededor de 500 promotores y defensores de derechos humanos en Chiapas. Mientras el promotor desarrolla un trabajo de educación e información, el defensor enfoca el suyo en aspectos legales: sistematizar la información sobre violaciones de derechos humanos en las zonas en que trabajan, plantear denuncias, buscar pruebas, verificar expedientes, estar presente durante la presentación de los casos o visitar a los presos.
Ricardo (promotor en la zona Norte) nos da un ejemplo:
«Cuando vino Mary Robinson [ver artículo en este informe], hicimos una investigación de la zona. Sólo tuvimos 20 días para hacerlo y era tiempo de cosecha de café, entonces sólo hicimos unas visitas, no pudimos visitar todas. Encontramos muchos casos de violaciones por parte de las autoridades del gobierno y del ejército. Fueron 9 casos de violaciones a los derechos humanos que le presentamos.»
Después del Congreso Indígena de 1974, se desarrolló una mayor articulación de la lucha de los pueblos indígenas en la reivindicación de sus demandas sociales, particularmente de tierra. Eso generó una reacción represiva por parte del Estado que intentó acallar su voz. La iglesia católica, atenta a sus demandas, enfocó su trabajo de promoción humana en la difusión y defensa de los derechos humanos.
Así por ejemplo, en Ocosingo, lugar de mayor presencia del EZLN y del ejército mexicano, se creó el centro Fray Pedro Lorenzo de la Nada que hoy en día cuenta con la colaboración de 32 promotores. Empezaron con un primer curso de capacitación sobre garantías individuales en la segunda mitad de 1995, un tema que se siguió trabajando hasta la fecha; ahora están pidiendo uno sobre derecho penal.
De la misma manera, algunas iglesias evangélicas comenzaron un trabajo similar ante el fenómeno de las expulsiones religiosas. Desde julio 1996, los pastores evangélicos y aproximadamente 1.600 representantes comunitarios trabajan en los temas de no-violencia, tolerancia y reconciliación. A estos intermediarios, no les llaman promotores ni defensores de derechos humanos. El Lic. Esdras Alonso González, abogado y líder evangélico de la organización Visión Aguila 2000 A.C. indica que, desde los anos 70, manejan el concepto de derechos humanos. Pero para ellos, este trabajo no es un cargo especial como en otras comunidades. Los demás aspectos sociales y la organización de proyectos económicos son de igual importancia. Para el trabajo legal, Visión Aguila 2000 cuenta con 3 abogados que llevan los casos que les llegan a través de los intermediarios.
La desconfianza y la desventaja de los indígenas frente al sistema judicial mexicano (por el idioma y la falta de conocimiento de sus propios derechos) explican la necesidad de promover la capacitación en derechos humanos. El Lic. Esdras manifiesta: «¿La ley? No funciona en la práctica, no la aplican. ¿El gobierno? No nos ayuda. Incluso, puedes traducir documentos legales y de formación en los lenguajes indígenas, pero no sirven finalmente cuando las autoridades no cumplen con las diferentes leyes»
Los promotores y defensores reciben su entrenamiento por parte de centros de derechos humanos integrados principalmente por mestizos. No todos son de índole religioso. Por ejemplo, los «defensores de derechos comunitarios indígenas» capacitados por el abogado Miguel A. De los Santos (miembro de la Comisión Mexicana para la Defensa y la Promoción de los Derechos Humanos) empezaron su trabajo a finales de 1998. Unos 17 defensores hoy en día cubren las cuatro regiones de La Selva, Los Altos, la zona Norte y la Costa.
Por el momento, se cuentan muy pocas mujeres promotores/defensores de derechos humanos. Un defensor explica: «Tienen pena y no hablan mucho español.» Las posibilidades de participación política de las mujeres en las zonas de conflicto queda trunco por presiones familiares o comunitarias, combinadas con la poca experiencia que tienen (o que les permiten tener) y por la maternidad que les reclama otras prioridades.
Encuentro entre dos culturas
Como todos los demás cargos comunitarios, los promotores son elegidos por la comunidad. Esta última también les apoya con recursos económicos para poder salir y hacer su trabajo. Ser promotor/defensor de derechos humanos también tiene que ser una forma de vida, como lo expresó uno de ellos: «tenemos que ser ejemplos de lo que enseñamos, mostrar respeto a los derechos humanos.»
Una crítica que a veces se escucha sobre el trabajo de los promotores/defensores de derechos humanos indígenas, es que se enfocan demasiado en lo malo que viene ‘desde afuera’ cuando también existen problemas en las mismas comunidades. Rodrigo nos explica: «como promotores de derechos humanos, el trabajo es con la gente de afuera. Pero también podemos trabajar con nuestra gente. Por ejemplo, cuando el auxiliar municipal se pone a resolver un problema, lo podemos ayudar a ver qué tipo de problema es y cuál sería el mejor castigo. Sólo lo hacemos si la autoridad nos invita. […] No sólo buscamos impartir los derechos humanos, sino también rescatar una parte de nuestra tradición, de nuestras costumbres. No se trata de dejarlas y ya ‘nos vamos con las garantías individuales’.» Para los problemas internos, existen otros cargos comunitarios y en último recurso, la asamblea comunitaria tiene la última palabra.
Sobre el supuesto choque entre los valores comunitarios indígenas y las ‘nuevas‘ garantías individuales, Sergio observa que «no choca porque si unimos los derechos individuales, sale una sola voz. Ahí es donde se hace la fuerza.»
Dificultades, hostigamiento y amenazas
Las experiencias con las instancias judiciales oficiales no siempre son positivas. En algunos casos, el racismo hacia los defensores indígenas es manifiesto. Se les cuestiona su legitimidad: «En la cárcel de San Cristóbal no nos dejaron entrar para visitas. Nos acusan de ser ‘wesachero’ (no profesional), es como decir un falso abogado.»
O bien se intenta minimizar sus demandas: «En el ´96 [en la zona Norte] perdimos 3400 ganados y 75 caballos. No pudimos encontrar solución ante el gobernador. Pusimos una demanda, pero él dijo que no podía hacer nada porque había pasado más de un año. Pero vimos en la ley que sí se puede hacer una demanda aún después de un año. Miguel Angel [de los Santos] dijo que había que llevar las demandas de todas las comunidades ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para pedir compensación. Todavía estamos trabajando en esto. En lugar el gobierno nos ofrece proyectos de 20 gallinas y 20 cerdos. Es poquito. Una vaca cuesta 5000 pesos.»
Sobre el tratamiento que reciben por parte de militares en retenes, uno de los defensores manifiesta: «Los soldados no siempre quieren escuchar. Hacen bromas y muchas preguntas. Más que todo sobre la grabadora. Revisaron mi mochila. Me preguntaron ‘¿y por qué tienes esto, para qué te sirve?’, y todo el rollo. Me dijeron que no tenía derecho de tenerla. Yo respondí que sí porque es trabajo de la sociedad civil. Tengo derecho de grabarte a ti, porque ustedes no tienen derecho de quitármela. Me la devolvió.» (Eduardo, promotor en la zona Norte)
En la zona Norte también los defensores viven hostigamiento por parte del grupo paramilitar Paz y Justicia y reciben amenazas abiertas de parte de este grupo (ver Enfoque SIPAZ Informe IV nº1). Eduardo nos comenta: «Los de Paz y Justicia dicen que me sacaron una orden de aprehensión porque asalté a un muchacho y que van a mandar la Seguridad Pública. Pero no hice nada mal. Es sólo porque estoy defendiendo a la gente. […]Un compañero desapareció hace 3 años. Los de Paz y Justicia, cuando han tomado, dicen que ya está muerto. Y uno de Paz y Justicia me amenazó si siguiera con este caso. […] Me amenazaron que me van a matar. Tuve que hacer una demanda ante el Ministerio Público. El procurador no nos tomó en cuenta. Nunca vino a investigar.»
Enfrentar las dificultades
Frente a las autoridades oficiales, promotores y defensores no siempre son bien valorados aunque señalan que no ayuda enojarse sino más bien mostrarles un buen ejemplo. O como compartió Manuel (promotor en las Cañadas): «Una vez no nos querían dejar entrar. Yo hablé y pregunté ‘porqué me corres cuando mis derechos están pegados en la puerta y dicen que tengo derecho a estar.’ Pero finalmente salimos. Hay que trabajar lento, no enojarnos ahí.» Con respecto a los retenes y el hostigamiento de los soldados, Rodrigo nos comentó: «No entramos a la discusión porque nos van a amenazar más.»
Por la naturaleza de su trabajo, los defensores se encuentran en la primera línea de esta guerra encubierta que lacera a Chiapas: «Nuestro trabajo es riesgoso porque sabemos que el gobierno nos va a seguir los pasos. El gobierno quiere que estemos siempre ciegos y que nos quedemos en su poder. Por eso nuestro trabajo requiere un gran esfuerzo.» (Marcelino, promotor en la región de Ocosingo)
Ante un trabajo tan exigente en tiempo y dedicación, y en el contexto de una guerra de baja intensidad, en ocasiones los promotores expresan cansancio y desánimo: «A veces cuando veo la intimidación del gobierno, me siento triste. Es un golpe para nuestro trabajo ser encarcelados. A veces me voy abajo pero sé que mi trabajo es muy importante. Muchas veces es la misma comunidad que nos anima: ‘Aguanta para poder llevar adelante nuestra lucha’. También los encuentros [con los demás promotores] ayudan. Vemos la necesidad de unirnos más. ‘Nadie va a tener miedo y vamos a guardar la idea y la mente. Vamos a seguir con el trabajo como lo habíamos empezado, agarrarnos de las manos y levantarnos’.» (Rodrigo)
Pero a pesar de todo lo anterior, vuelven a manifestar que «ya no lo aceptamos más. Y ya no tenemos miedo. Ahora se los decimos en su cara. Paso por un reten aquí y saco la Constitución. Les muestro las partes que evidencian que es en contra de la Constitución que me hacen todas estas preguntas, que nos paran así en la carretera.» (Eduardo)
Los defensores manifiestan tener conocimiento de los diferentes tratados y organismos internacionales: «la constitución ya existía desde antes pero yo no lo sabía. Cuando mi papá trabajaba en un rancho, no se sabía de la Constitución, de la OEA [Organización de los Estados Americanos], de la ONU [Organización de las Naciones Unidas], o de la OIT [Organización Internacional del Trabajo]. Éramos muy inocentes. Después del movimiento del 94, empecé a abrir los ojos.» (Marcelino habla nada más usando las siglas mostrando así su conocimiento del asunto)
¿Derechos humanos y reconciliación?
Una paradoja en cuanto a derechos humanos es que en Chiapas el concepto ha sido vinculado a una parte en el conflicto (los zapatistas o PRDistas), agravando de esta manera la ya de por sí alta polarización que prevalece en las comunidades. En las zonas de conflicto, a menudo, se hace la pregunta: «¿Uds. son ‘Derechos Humanos’?» y en función de la respuesta, la recepción será totalmente distinta… Nosotros valoramos sin embargo que el trabajo de derechos humanos tiene mucho potencial hacia el acercamiento y la reconciliación en las comunidades. Ricardo nos comparte un ejemplo: «En una comunidad de Yajalón, hay dos defensores del PRD. Fue detenido un priísta y acusado de robar ganado. Lo llevaron al Ministerio Público. Los hermanos del detenido fueron a ver a uno de los dos defensores del PRD. El defensor llamó al Lic. Miguel Angel. Él dijo ‘allí lo ven ustedes, si no les ha tratado mal, le pueden echar la mano’. Ese priísta nunca ha agredido a nadie, entonces decidieron defenderlo. Fueron a Yajalón y lo liberaron. «
Conclusión
La existencia de Promotores/Defensores de Derechos Humanos indígenas es sintomática de una situación crítica y de un sistema de justicia que no funciona como lo han corroborado informes de la ONU, OEA, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, etc. Pero también es un indicador positivo de que la gente se organiza, de que está consciente e informada sobre la situación en que vive, y de que asume su responsabilidad de tomar mayor control.
Si bien los Promotores/Defensores de Derechos Humanos tienen que enfrentar dificultades y amenazas de todo tipo, se caracterizan por su determinación y perseverancia. O como uno de ellos expresó: «Ahora sí sé cuáles son mis derechos. Porque los aprendimos estos años. Y abrimos la boca. Ya no nos callamos». (Eduardo)
La situación de derechos humanos es tan grave no sólo en Chiapas sino en todo México que se requeriría que la sociedad civil toda se convirtiera en promotores y defensores de los derechos humanos. Todo este trabajo se ha enfocado apenas en los derechos civiles y garantías individuales; pero hay igual necesidad de promover y defender los derechos políticos, sociales y económicos particularmente en el marco de los Acuerdos de Comercio Internacional que tienen un impacto significativo en los derechos de la población mayoritaria.