Los últimos acontecimientos en Chiapas y México muestran una guerra con otras caras y otras formas. Los medios informan sobre grupos del crimen organizado que secuestran y desaparecen personas; las estrategias de criminalización y asesinato de defensores de derechos humanos en el país ya no exentan los espacios religiosos; hay enfrentamientos que cobran la vida de civiles y un constante atentado contra la dignidad de los pueblos indígenas.